El escenario de violencia que vive el país, con muertes, atentados a la infraestructura pública y privada, secuestros y sicariatos a funcionarios y ciudadanos e intimidación, nos muestra un panorama en el cual los Grupos Delincuenciales Organizados, narcos terroristas que operan en Ecuador son parte indudablemente de una estructura criminal y mafiosa internacional. Esta está cumpliendo sus diferentes fases operativas para lograr implementar en este país áreas, zonas, provincias o ciudades su absoluto control, tal como ocurre en México, con el “Triángulo Dorado”, que es Chiguagua-Sinaloa-Durango; o en San Pedro de Sula, Honduras; o en Haití, una nación dominada por las mafias y bandas, donde el Estado es fallido.

Este conflicto es grave y una realidad latente, aunque los esfuerzos del Gobierno son grandes, porque se han reducido las muertes violentas en un 17.5 % y se han incrementado las capturas de sustancias ilícitas en un 30 % en relación al año anterior, según el Ministerio del Interior. Pero no se han logrado disminuir significativamente las estructuras criminales, que han llevado a la violencia desde las cárceles a las calles y ciudades, con el fin de lograr el control de áreas y corredores logísticos para las actividades de narcotráfico, igualmente han inundado las calles de drogas para el consumo interno y elevaron de forma incontrolable el microtráfico.

Los recursos del Estado para financiar esta “guerra” cada vez son más escasos. El crecimiento económico del país es bajo y dependemos de los préstamos del FMI para financiar el presupuesto del Estado, esta situación hace que Ecuador sea vulnerable, pese al inmenso esfuerzo de FF.AA. y de la Policía Nacional. Pero, además, esa lucha encuentra debilidades en la Función Judicial, porque algunos jueces y funcionarios, con sus decisiones corruptas benefician a las estructuras criminales, sin importar el daño que hacen a las generaciones futuras, y con ello diluyen el esfuerzo de las instituciones de seguridad y de la Fiscalía para que cumplan sus penas en las cárceles.

Este panorama complejo ha sido aprovechado estratégicamente por los grupos criminales para incrementar sus actividades e ir logrando sus objetivos, considerando la cantidad de armas, explosivos, municiones, equipos y dinero en efectivo que el Bloque de Seguridad, mediante actividades de inteligencia, han incautado, lo que nos hace inferir que se preparan para desafiar al Estado con toda su capacidad. La provincia de El Oro se está constituyendo en una zona estratégica para las mafias, especialmente por su cercanía a minas, en Zaruma, Portovelo y el cantón Ponce Enríquez, provincia del Azuay, porque permite explotar y comercializar oro extraído de zonas de minería ilegal, y, mediante empresas legalmente constituidas, exportar este material que da ingentes ganancias.

El crimen organizado está desafiando al Estado para seguir manteniendo sus actividades criminales en Ecuador, porque es el principal eje para la exportación de cocaína proveniente de Colombia, donde se mantienen 246 mil hectáreas sembradas de coca; de las cuales el 67 % se encuentran en las Departamentos de Nariño y Putumayo, que son fronterizos con Ecuador. Estos grupos criminales utilizan la infraestructura de carreteras, zonas marginales, puertos, aeropuertos y puertos artesanales para sus actividades y se infiltran en instituciones estatales, en movimientos políticos, instituciones de seguridad, en municipios, entre otros, y que cada vez son más evidentes, por lo que es de mayor complejidad su desintegración.

Es indispensable ejecutar un Plan Integral de Seguridad, incrementar actividades de inteligencia y contrainteligencia efectivas, designar funcionarios con experiencia y jueces honestos, fortalecer la Unidad de Análisis Financiero (UAFE), gestionar en todos los niveles una cooperación internacional efectiva, firmar convenios internacionales ejecutables y fortalecer la institucionalidad del Estado. Si esto no se hace todo esto, estamos a expensas de las mafias y el país o algunas zonas estará dominado por el crimen organizado internacional y los grupos criminales organizados, que desafían al Estado para lograr sus objetivos de mantener zonas libres del control e influencia de las instituciones públicas y de seguridad. Y, quizá, ellos lograrán en las próximas elecciones ganar con sus candidatos funcionales a las mafias.