La lucha armada fracasó como forma de adueñarse de los países por parte de la izquierda disfrazada. La forma actual es mucho más sutil, pero efectiva: la enquistación en los sistemas electorales luego de terminar los períodos de gobierno. Así los inamovibles parásitos de mandos medios, son los verdaderos herederos del poder.
Según Anne Applebaum, la mera existencia de un pueblo que admira a los demagogos no explica por qué estos ganan elecciones. El dictador en receso quiere adueñarse del poder, pero ¿cómo le hace para llegar a la gente? Si controla el sistema electoral la pregunta está respondida.
Pero también necesita ser él quien designe las autoridades y no los nuevos presidentes. Además de apoderarse de los sistemas judiciales para garantizar la impunidad de sus fechorías anteriores. Distrayéndonos de lo esencial mientras pasan cosas insólitas. En Ecuador por ejemplo, se trata de nombrar los nuevos jueces de la Corte Nacional desde el 2020, pero en 4 años no ha sido posible. Tres años sin Defensor del Pueblo y no pasa nada, porque el sistema fue diseñado para que no se pudiera nombrar autoridades y el país fuera ingobernable.
Por eso da risa que el séquito de intelectuales, panfletistas, blogueros, asesores de comunicación política, productores de programas de tv y creadores de memes, siga hablando de un inexistente ‘hiprepresidencialismo’ en un país imposible de gobernar.
De ahí que también se requiera a quienes saben utilizar un sofisticado lenguaje jurídico para explicar como la violación de la Constitución o la distorsión de la ley son lo correcto. Miembros de una nueva élite intelectual que libra una batalla contra la anterior, que ya fue sepultada por nuevas tendencias como el principialismo, el garantismo penal o la ponderación, temas que no se enseñaban antes en la carrera de Derecho.
Y es esta nueva élite que nadie ve, la que infiltrada en los estamentos estatales redacta las preguntas de las consultas populares, los fallos de las cortes de ‘genios’ que no trabajan pero ganan sueldo, los informes de la Asamblea y mil cosas más.
Los invisibles herederos del poder.
0 comentarios