Un niño de 4 años se encuentra en estado de coma tras sufrir una grave caída de una resbaladera en una escuela del sur de Guayaquil. El accidente ocurrió el lunes 30 de septiembre de 2024, pero la gravedad de la situación se hizo evidente cuando el menor fue trasladado de urgencia al hospital Roberto Gilbert, en el norte de la ciudad, donde permanece internado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
El menor cayó del juego infantil mientras se encontraba en la zona de recreo del plantel educativo. Según la madre, al recoger a su hijo, el personal de la escuela no mencionó la gravedad de la caída. Al llegar a casa, el niño se quedó dormido y, al despertarse llorando más tarde, la madre decidió llevarlo al hospital, donde se le diagnosticó una fractura de cráneo. Para ese momento, el daño ya era irreversible.
El Ministerio de Educación confirmó el incidente y aseguró que las autoridades de la institución notificaron a la familia “de manera inmediata”. Sin embargo, la madre del menor sostiene que no fue informada del riesgo potencial que representaba la caída, lo que retrasó la atención médica.
Pronóstico reservado y medidas de seguridad
Hasta este martes 8 de octubre, el niño sigue en estado de coma y su pronóstico es reservado. El Ministerio ha declarado que se encuentra en contacto con la familia y ha proporcionado apoyo emocional tanto a los allegados del menor como a los demás estudiantes de la escuela.
Ante lo sucedido, la institución educativa está en la mira de las autoridades, que han prometido una revisión exhaustiva de sus instalaciones para garantizar la seguridad de todos los estudiantes. “Se realizará una auditoría de seguridad en todas las áreas de recreo para evitar que se repitan tragedias como esta”, indicó un vocero del Ministerio.
Este caso ha causado indignación y preocupación entre los padres de familia. Las denuncias de la madre ponen en evidencia una posible falta de protocolos adecuados para enfrentar accidentes dentro de los planteles educativos y garantizar el bienestar de los niños. La comunidad educativa exige mayor supervisión y que se investigue a fondo para determinar si hubo negligencia por parte del personal de la escuela.
Las autoridades no han confirmado si habrá sanciones para el plantel, pero el incidente ha levantado alarmas sobre la seguridad de los espacios recreativos en las instituciones educativas y la responsabilidad de los docentes al cuidado de los menores.
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