Quito, al igual que muchas ciudades de nuestro país, es administrada por personajes que parecen sacados de la mitología griega. Zeus se queda corto frente a Pabel Muñoz, o incluso ante el mismísimo Daniel Noboa. Esta comparación no es casual: los dioses míticos, conocidos por su egolatría y vanidad, a menudo abandonaban su misión de cuidar a la humanidad para dar rienda suelta a sus instintos.
Nuestras autoridades parecen seguir el mismo patrón. Mientras la ciudad de Quito se incendiaba, el alcalde decidió salir en todas las fotografías, luciendo la chaqueta de los verdaderos héroes: el Cuerpo de Bomberos de Quito. Mientras estábamos cubiertos de humo y cenizas, los voceros de Muñoz intentaban posicionar el hashtag #QUITOTIENEALCALDE, aprovechando el sufrimiento de quienes perdían sus bienes para alimentar la imagen de un sociólogo que, evidentemente, no sabe cómo manejar una ciudad como la capital del Ecuador.
Después de las fotos y el aluvión de publicaciones en redes sociales, el alcalde presentó un “Acuerdo por Quito”, que incluye varios ejes, entre ellos la erradicación de la violencia.
Es sorprendente que quien ha sido durante criticado por su escasa gestión se atreva a abordar este tema. En un mundo donde las redes sociales nos permiten criticar abiertamente, quienes cuestionamos su labor hemos recibido ataques digitales que reflejan esa misma violencia que él promete combatir la cual no sorprende ya que proviene desde cuentas que alaban a este falso dios del palacio municipal.
Es necesario llamar a la reflexión sobre la falta de atención, presupuesto y obras que sufre la ciudadanía. Mientras tanto, en la Radio Municipal, algunos funcionarios cumplen su sueño de ser DJs, ganando dobles sueldos (uno como servidores de la administración general y otro como locutores y presentadores de radio). A la ciudadanía nos toca afrontar que no hay dinero para monitorear las quebradas, o para un tan necesario helicóptero, pero sí existen los medios para satisfacer las aspiraciones artísticas de quienes han ingresado en roles junto con el actual alcalde Muñoz.
Es lamentable que Pabel no dude en ponerse la chaqueta roja, que ahora ha sido asociada con todas las desgracias naturales que se presentan en nuestra ciudad y que muestran la poca capacidad de prevención y reacción del falso dios que por hoy provoca nuestras penas.
Navidad en un pueblo
Por Kléver Bravo
0 comentarios