Las llamaradas solares, que se clasifican en función de su brillo en longitudes de onda de rayos X, se dividen en tres categorías principales: Clase X, Clase M y Clase C. Las llamaradas de Clase X son las más intensas y poderosas, con la capacidad de interferir en las telecomunicaciones de la Tierra. Además, cada categoría cuenta con una subescala que varía del 1 al 9, lo que permite un análisis más detallado.
Recientemente, el Sol ha registrado dos de las llamaradas más potentes del actual ciclo solar. La primera, de intensidad X7.1, ocurrió el 1 de octubre, seguida por otra aún más fuerte, de X9.0, dos días después. Hasta el momento, la erupción más potente de este ciclo, X8.7, se había presentado el 14 de mayo.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de EE. UU. ha utilizado el modelo de predicción WSA-Enlil para advertir que parte del plasma emitido por la erupción X7.1 llegará a nuestro planeta entre el 4 y el 5 de octubre. Este impacto podría generar tormentas solares de nivel G3, un fenómeno que podría desencadenar la aparición de auroras en las regiones polares.
El modelo de la NOAA visualiza al Sol como un punto amarillo, la Tierra como un punto verde y las ondas amarillas representan el plasma expulsado por la estrella durante sus llamaradas. En relación a la llamarada X9.0, la más poderosa del ciclo 25, la NOAA aún no ha emitido alertas significativas y está analizando la información para evaluar sus posibles implicaciones. Por el momento, se ha confirmado que estuvo relacionada con la liberación de plasma solar.
Es importante destacar que no todas las erupciones solares impactan a la Tierra. Para que esto ocurra, deben coincidir varios factores, incluyendo la clase de material expulsado, la dirección de la eyección (que debe estar orientada hacia nuestro planeta), así como la intensidad y la dispersión de la materia. El campo magnético de la Tierra actúa como un escudo protector contra el plasma cargado que proviene del Sol.
Aunque similares y a menudo ocurren en los mismos puntos, las llamaradas solares no deben ser confundidas con las eyecciones de masa coronal (CME). Las llamaradas son explosiones repentinas en la superficie del Sol que emiten radiación electromagnética y pueden durar varias horas. Por otro lado, las CME son fenómenos más complejos generados por las manchas solares y la torsión de los campos magnéticos, y se les denomina eyecciones porque expulsan parte de la materia del Sol y plasma cargado, que incluye protones y electrones.
Una llamarada solar puede lanzar plasma cargado hacia la Tierra, pero son las CME las responsables de las tormentas solares que producen auroras en todo el mundo. Estos fenómenos han cobrado importancia en los últimos dos años, ya que el Sol está llegando al final de su ciclo 25, lo que ha llevado a un aumento en su actividad, resultando en grandes llamaradas y CME potencialmente peligrosas.
La tormenta solar ocurrida en mayo de 2024 subraya la importancia de monitorizar y predecir el clima espacial. Las autoridades ya estaban alertadas sobre la llegada de una tormenta solar de nivel G5, la más alta en la escala, lo que les permitió tomar las medidas necesarias con anticipación.
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