Restauración en áreas afectadas por incendios tomará años

Sep 27, 2024

Ecuador ha registrado 3.428 incendios forestales en lo que va del año, afectando a más de 39.293 hectáreas de cobertura vegetal en 22 provincias, según el último informe de la Secretaría de Gestión de Riesgos. Gonzalo Rivas-Torres, doctor en Conservación de Vida Silvestre y director de la Estación de Biodiversidad Tiputini, advirtió que la restauración de las zonas afectadas no se trata solo de sembrar árboles, sino de implementar un plan de restauración ecológica que considere las características del suelo y el impacto a largo plazo.

En entrevista para Ecuavisa, explicó que antes de reforestar, es necesario evaluar las condiciones de cada zona, pues el suelo ha sufrido alteraciones en su biota, como la pérdida de bacterias y hongos que permiten el crecimiento de las plantas. “No podemos empezar a sembrar inmediatamente. Primero, debemos entender cómo se encuentran estas zonas a nivel ecológico”, enfatizó.

El experto diferenció entre restauración y reforestación. La restauración, indicó, implica un proceso más complejo y planificado que incluye el uso de vegetación adecuada para las nuevas condiciones y el monitoreo constante para garantizar que el ecosistema recupere sus funciones. “Lanzarse a sembrar con las especies disponibles no resolverá el problema, se necesitan especies adaptadas a las nuevas condiciones”, recalcó Rivas-Torres.



El impacto de los incendios no solo ha sido visible en la cobertura vegetal, sino también en la estabilidad del suelo. Ante la llegada de la temporada de lluvias, el especialista advirtió que las áreas afectadas podrían convertirse en ríos de lodo debido a la pérdida de vegetación que sostiene el terreno. La intervención, por tanto, debe priorizar la creación de barreras vegetativas para evitar la erosión y promover la recuperación del ecosistema.

Rivas-Torres también insistió en que no todas las zonas requieren el mismo tipo de intervención. Las provincias más afectadas, como Loja, Azuay, Pichincha, Carchi y Cotopaxi, tienen ecosistemas distintos que demandan soluciones específicas. “No es lo mismo un valle seco interandino como el que rodea a Quito que un bosque montano en el sur del país. Cada ecorregión necesita un tratamiento diferenciado”, indicó.

El especialista hizo un llamado a las autoridades locales y nacionales para coordinar esfuerzos con la academia y los científicos, quienes pueden proporcionar estrategias basadas en evidencia para enfrentar los desafíos de la restauración. También subrayó la importancia de destinar los fondos recaudados para la gestión de riesgos de manera efectiva y no limitarse a soluciones superficiales.



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