El Consejo Nacional Electoral es el ente rector de la democracia en el país, pero sus actitudes son menos que democráticas. Desde la manipulación de candidaturas, hasta el desprolijo con que manejan la información personal, así lo han demostrado.
Esta semana, se hizo público, una vez más, las quejas de la Consejera Elena Nájera por el trato displicente del que es blanco.
Como antecedente, las sesiones del Pleno se hacen en forma virtual, esto hace que se produzcan hechos bochornosos como la falta de conectividad, el acceso dudoso a las sesiones, el apagar el sonido o la imagen, etc. He tenido la oportunidad de presenciar un par de estas sesiones y pienso que las mantienen en línea por la poca capacidad de argumentación que tienen los Consejeros y sus disertaciones son leídas o con ayuda memoria, cosa que seria muy evidente si las sesiones fueran presenciales. La única que tiene una habilidad verbal y argumentos claros es la Consejera Nájera, que no lee, sino debate, como debería ser en una institución democrática.
Recuerdo la sesión donde se aprobó el presupuesto a la repetición de las elecciones de Calacalí, la Consejera Nájera no pudo entrar sino hasta después de la aprobación del mismo; y, cuando lo hizo, solicitó que se repita la votación y su petición fue negada, además se quejó de la falta de acceso a la sesión y que no se le permitía entrar. Todo fue negado por la Presidenta Atamaint quien hizo caso omiso a las solicitudes de Nájera y le cortó el micrófono.
Hoy, la queja de Nájera va mas allá, denuncia las burlas constantes de los otros Consejeros, el que apagan la cámara cuando ella habla, cosa que debe tomarse en una sesión zoom como ausencia. Es decir, una serie de tratos inapropiados por el único hecho de que Nájera no comulga con la mayoría de Consejeros.
Independientemente de que, si los debates son a favor o en contra, es obligación del CNE y, por lo tanto, de su Presidenta escuchar y hacer respetar cuando uno de sus Consejeros hable. Más allá de la educación, lo que esto representa es el respeto a la dignidad que ostentan. Claro que es mucho pedir a Consejeros que ni siquiera respetan el periodo para el cual fueron elegidos y no se inmutan ante una posible nueva prórroga.