La situación económica de Ecuador se deteriora rápidamente, afectada por una serie de factores que se acumulan como una “tormenta perfecta”. Según el exministro de Finanzas Fausto Ortiz, las pérdidas diarias por apagones en el sector productivo alcanzan los 96 millones de dólares, lo que ha sumado más de 288 millones en pérdidas durante los recientes apagones. Estas cifras no solo golpean al sector privado, sino que también afectan significativamente las finanzas públicas.

El estancamiento de la economía y las dificultades en la recaudación fiscal se ven exacerbadas por la reducción de ingresos petroleros y las dádivas anunciadas por el gobierno. Ortiz advierte que, con un crecimiento económico ajustado a la baja, se proyecta un posible cierre del 2024 con un decrecimiento económico. Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el PIB de Ecuador podría caer hasta en 1.5%, lo que representaría un impacto económico cercano a los 1.000 millones de dólares.

A pesar de la complicada situación, sugiere que existen alternativas para paliar la crisis, incluyendo una mejor gestión de la deuda y una comunicación más clara por parte del gobierno. Sin embargo, los apagones y las crisis energéticas han generado una incertidumbre que podría limitar la capacidad del gobierno para actuar.