El ministro de Transporte, Roberto Luque, explicó la clausura de los radares basándose en una experiencia personal. Relató que recibió una multa en julio, supuestamente emitida en diciembre. Además, señaló que, desde que se empezó a hablar de los radares, comenzaron a llegar más denuncias sobre las multas.

El periodista Carlos Vera le preguntó por qué primero se clausuraron y luego se suspendieron los radares. El ministro no respondió.

Vera le recordó que en Guayaquil, al menos, se redujo la siniestralidad gracias a los radares, a lo que Luque alegó que, en principio, ese es un concepto válido de seguridad vial. Sin embargo, agregó que en el caso en cuestión, se incentiva un modelo donde la instalación de radares parece orientada principalmente a emitir más multas.

Retirar los radares es dar una ‘puñalada’ a la seguridad vial

Luque afirmó que estas concesiones no son perjudiciales para el Estado, ya que se está recaudando dinero. “CTE y el Municipio están recaudando, pero el problema es que, en este caso específico, no estamos logrando el objetivo principal, que es la seguridad vial. En su lugar, estamos obteniendo mayor recaudación, principalmente para el sector privado, a cambio de un fin que no necesariamente se está cumpliendo”.

El ministro solicitó datos sobre los resultados de la implementación de los radares, es decir, si se ha reducido el número de accidentes por mes o en un determinado periodo. Si es así, señaló, no se oponen a los dispositivos de control de velocidad y, en ese caso, el radar debe permanecer.

Luque insistió en que la instalación de radares ha proliferado porque es un negocio rentable para el privado.