Cuando se acercan las elecciones, todo tiene una inevitable valoración electoral. La propuesta de reformar la Constitución para levantar el veto a la instalación de bases militares extranjeras en nuestro territorio responde a una conveniencia para la lucha contra el narcotráfico y la violencia, pero también tiene una importante utilidad electoral.

No se conoce de ningún interés concreto ni propuesta de instalar bases militares extranjeras, sin embargo, la iniciativa parece oportuna y viable.  Es posible su aprobación en la Asamblea Nacional por el equilibrio de fuerzas y también su ratificación en referéndum como respuesta a la inseguridad.

Para los intereses electorales del presidente parece muy conveniente. Las fuerzas políticas que se opongan a la reforma corren el riesgo de parecer aliados del narcotráfico; pero, para el correísmo será difícil aceptar la eliminación de una disposición constitucional que defendían con tanto ardor en nombre de la soberanía nacional.

La iniciativa del presidente Noboa arrincona al correísmo y propone un debate que será un importante tema de campaña; si todo marcha bien, la consulta al pueblo puede coincidir con las elecciones presidenciales. Correísmo y anticorreísmo siguen monopolizando la campaña electoral.

Los estrategas del gobierno se mueven con mucha habilidad, aunque tienen todavía enemigos muy peligrosos por delante: los apagones, la crisis económica y el desempleo, la persistencia de la inseguridad ciudadana, la vicepresidente y los errores de los funcionarios.

El ministro de gobierno se ha hecho cargo de los errores esta semana. Con prepotencia y poco respeto a la libertad de expresión interrumpió un programa de radio para calificar de mentiroso a uno de los invitados. Se burló de los que se creen calificados para hablar de energía, matizó diciendo que él tampoco está calificado, pero que llevaba a “su” ministro de energía. Dictaminó que el país no tiene una crisis energética, sino una crisis de agua.