La crisis eléctrica en Ecuador corre el riesgo de empeorar debido a la alarmante baja del nivel de agua en el embalse de Mazar, uno de los pilares del sistema hidroeléctrico del país. Este miércoles 17 de septiembre de 2024, el embalse se encontraba a solo seis o siete metros de alcanzar su nivel mínimo de operación, lo que podría forzar la salida de funcionamiento de la hidroeléctrica.
El embalse, ubicado entre las provincias de Azuay y Cañar, opera dentro de un rango mínimo de 2.115 a 2.116 metros sobre el nivel del mar (msnm). Según la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), el nivel de agua se encuentra actualmente en 2.122 msnm. Si el agua continúa descendiendo, la hidroeléctrica Mazar, con una capacidad de 170 megavatios, podría detenerse.
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Este escenario se debe a la peor sequía en Ecuador en 60 años, lo que ha provocado cortes de energía programados a nivel nacional. La importancia del embalse Mazar no solo reside en su capacidad de generación, sino en su función de alimentar el reservorio de Amaluza, que abastece las hidroeléctricas Paute-Molino (1.100 megavatios) y Sopladora (486 megavatios).
En conjunto, estas tres centrales (Mazar, Paute-Molino y Sopladora) aportan 1.757 megavatios, lo que representa el 38% de la demanda eléctrica de Ecuador. Si Mazar deja de operar, la crisis eléctrica podría profundizarse, y aumentarían los cortes de energía programados.
Con una capacidad para almacenar 410 millones de metros cúbicos de agua, Mazar es el segundo embalse más grande de Ecuador. Sin embargo, solo 250 millones de metros cúbicos están disponibles para la generación eléctrica, ya que el resto está ocupado por sedimentos que podrían dañar las turbinas hidroeléctricas.
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