El relator de la ONU, Juan Pablo Albán, expresó su preocupación por la inseguridad que enfrentan los funcionarios penitenciarios en Ecuador. Señaló que el asesinato de María Daniela Ycaza, directora encargada de la Penitenciaría del Litoral, es solo un ejemplo de los riesgos a los que están expuestos quienes trabajan en el sistema penitenciario del país.
Albán destacó que el Estado no cuenta con un protocolo adecuado para proteger a estos funcionarios, a pesar de la creciente violencia en el país. “No tiene sentido que tengamos una penitenciaría militarizada y, al mismo tiempo, funcionarios que se trasladan sin ningún tipo de resguardo”, señaló.
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Recordó que organismos internacionales ya han advertido sobre las deficientes condiciones de seguridad, tanto dentro como fuera de las cárceles, lo que incluye los atentados contra los funcionarios. Enfatizó la responsabilidad del Estado de garantizar la seguridad de sus empleados y prevenir este tipo de hechos.
Según el relator, la vulnerabilidad de los funcionarios no solo afecta su integridad, sino que también podría incentivar la colaboración con los internos debido a la falta de protección estatal. “Si el Estado no protege a quienes trabajan en las prisiones, ¿qué expectativa puede tener el resto de la sociedad?”, concluyó Albán.
Coincido con el Dr. Albán. No solo es el caso de funcionarios de alto rango como la directora asesinada. También ocurre con los mandos medios y los operativos, para quienes tampoco hay un protocolo de protección.
Conozco el caso de una funcionaria de nivel operativo que hace pocos meses trabajaba en el plan de rotación de los guías penitenciarios, que se vio obligada a renunciar debido a la amenaza que llegó a su teléfono. Lo hizo para proteger a su familia y por elemental salud mental.
Así no se puede trabajar. Sin embargo, antes de su salida, dicha funcionaria propuso un esquema en el cual la confidencialidad se aplique sin nombres ni firmas, sugerencia que fue rechazada por las autoridades.
Demás está decir que el chisme para que se haya producido la amenaza contra ella y otros colaboradores, salió de adentro de la SNAI.
Solicito a la prensa no dejar que el tema se enfríe, pues de nada sirve la lucha contra la delincuencia si el personal que enfrenta el pecho a las balas es ultimado, agredido o debe vivir con zozobra psicológica.
Gracias por tomar en cuenta mi comentario.