Este viernes, 13 de septiembre, marcó un momento trascendental para Quito, cuando el alcalde Pabel Muñoz presentó la Estrategia de Descontaminación de Ríos. Este ambicioso plan, con una inversión de USD 900 millones a ejecutarse en los próximos 17 años, promete abordar la contaminación de las principales fuentes hídricas de la ciudad, un problema que ha persistido por décadas.
Durante la presentación, Muñoz destacó que el éxito del proyecto depende de dos factores clave: el conocimiento técnico y la voluntad política. En este sentido, elogió el trabajo de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (EPMAPS) por su capacidad técnica y enfatizó que su administración ha sido la primera en implementar una estrategia a largo plazo para descontaminar los ríos de la ciudad.
Muñoz explicó que la nueva estrategia, basada en un modelo de ingeniería más eficiente, reemplaza al anterior proyecto Vindobona, que tenía un costo estimado de USD 1.000 millones. El nuevo enfoque permitirá tratar el 100% de las aguas residuales de Quito a un costo menor.
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En su discurso, el alcalde criticó la interferencia de decisiones judiciales que, según él, no toman en cuenta las implicaciones técnicas o financieras de la descontaminación de ríos. Recordó que resolver este problema no solo requiere voluntad política, sino también los recursos necesarios, y puntualizó que actualmente el Gobierno central adeuda USD 90 millones al Municipio, lo que ha retrasado algunas inversiones críticas. Sin embargo, anunció que la Corporación Andina de Fomento (CAF) ayudará a financiar la construcción de la planta de tratamiento de Tumbaco.
El plan contempla la construcción de 515 km de interceptores y emisarios sanitarios, así como 22 Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) en diferentes parroquias del Distrito Metropolitano. Entre las cuatro PTAR principales se encuentran las de Quito, Calderón, Monjas y Tumbaco, que cubrirán el 89,61% del tratamiento de aguas residuales.
Muñoz resaltó que este esfuerzo permitirá a Quito avanzar de un 3% de tratamiento de aguas residuales a un 97%, transformando la realidad ambiental de la ciudad y devolviendo la vida a 136 quebradas y 19 ríos, como el San Pedro, Guayllabamba, Machángara y Monjas.
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