Las tensiones diplomáticas entre Venezuela y España han alcanzado un nuevo nivel tras el reciente exilio del opositor venezolano Edmundo González Urrutia en Madrid. La situación se ha intensificado con acciones y declaraciones contundentes de ambos países.
El canciller del Gobierno de Nicolás Maduro, Yván Gil, llamó a consultas a la embajadora venezolana en Madrid, Gladys Gutiérrez, y ha convocado al embajador español en Caracas, Ramón Santos, para este viernes.
Esta medida sigue a las declaraciones de la ministra de Defensa española, Margarita Robles, quien describió al gobierno de Maduro como una “dictadura” en un evento en Madrid.
Gil calificó las declaraciones de Robles como “insolentes, injerencistas y groseras” y afirmó que podrían deteriorar aún más las relaciones entre ambos países.
La escalada diplomática sigue a la recepción de González Urrutia por parte del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en La Moncloa.
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Además, el Congreso de Diputados español aprobó una proposición del PP que insta al Gobierno a reconocer a González Urrutia como presidente electo y legítimo, tras las cuestionadas elecciones venezolanas del 28 de julio.
El jefe de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, ha respondido con duras críticas, pidiendo al Gobierno español que rompa las relaciones diplomáticas, comerciales y consulares.
Rodríguez, cercano a Maduro, también instó a expulsar a los representantes españoles y a suspender los vuelos entre ambos países.
El ministro de Economía, Comercio y Empresa de España, Carlos Cuerpo, llamó a la calma y ha prometido proteger las inversiones españolas en Venezuela.
Más de 60 compañías españolas operan en el país caribeño, incluida la petrolera Repsol, y residen allí más de 136.000 ciudadanos españoles.
Cuerpo aseguró que se hará todo lo posible para mantener las relaciones comerciales lo más predecibles y seguras posible.
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