En las elecciones del 2025 toca elegir, además de Presidente y Vicepresidente, 151 asambleístas, 14 más que los 137 ahora existentes, gracias al nuevo censo que indica un crecimiento de la población. Las provincias que aumentaron un asambleísta más son: Azuay, Esmeraldas, Morona Santiago, Orellana, Pichincha y Tungurahua; mientras que, Santa Elena aumenta dos al igual que Quito como Distrito Metropolitano; y, Guayas aumenta en cuatro.
De las listas inscritas para asambleístas nacionales, de los 17 partidos que auspician los binomios presidenciales, solamente 3 presentan como cabeza de lista una mujer, lo cual muestra que la mujer todavía se encuentra en un plano secundario, aunque las listas cumplan con la paridad de género, la verdad es que en la práctica las posibilidades de llegar no son reales. Además, en su mayoría, las listas están presididas por los directores de los partidos (léase “dueños”) que le apuntan a que el método de Webster, que se aplica para la repartición de escaños, les favorezca. Cosa similar ocurrirá en las listas de los asambleístas provinciales. Esto muestra, claramente, que el botín político está en repartirse la Asamblea.
Si bien el aumento es en cantidad, no se puede decir que sea en calidad, porque de estos 137 asambleístas actuales, 100 aspiran a la reelección. Según una encuesta de Comunicaliza, realizada en mayo, el desempeño de la Asamblea es calificado entre mal y muy mal con un 44.6%, claro que es mucho mejor que la de su predecesora que fue calificada con un nivel de aceptación del 9.07% en una encuesta realizada por Click Report en marzo del 2023.
Por otro lado, considerando los recientes acontecimientos de la Comisión de Fiscalización en su sesión del día lunes, donde se desató una batalla campal plagada de gritos, insultos y manotazos; seguida de una sesión del miércoles, donde hubo burlas, vocabulario bufonesco, entre risas y aplausos de los propios asambleístas que celebraban la mofa ajena; seguramente la reputación va a bajar considerablemente. Y estos son los personajes que, carentes de la solemnidad y seriedad que su puesto requiere, quieren ser reelegidos fomentando el circo para el pueblo.
Lo cierto es que el panorama no se ve que vaya a mejorar y tendremos circo para rato.
Consejo de la Judicatura: más de lo mismo
Por Annabell Guerrero Pita
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