Hace pocos días, un grupo de ciudadanos iniciaron las acciones a fin de solicitar la revocatoria del mandato a Pabel Muñoz, alcalde metropolitano de la capital. Más allá de estar o no de acuerdo, reflexioné y me pregunté, en realidad, ¿Quito necesita de un Alcalde?

Mi respuesta es: No y mil veces no. Lo que la capital necesita es MILES DE ALCALDES y cuyas funciones podemos asumirla día a día, cada uno de nosotros, y el único requisito es ser buenos ciudadanos. Cumplir las ordenanzas todos los días y a cada instante.

Nos mal acostumbramos a que el Alcalde resuelva todos nuestros problemas. Pedimos que controle mejor el tráfico, pero nos parqueamos donde mejor nos queda, total, presionamos las luces de parqueo, ocupamos la calle tres minutos y listo, que el resto se incomode. Ansiamos que la ciudad esté limpia, pero arrojamos a la calle desde una colilla de cigarrillo, un chicle o simplemente el recibo de un cajero automático. Hemos sido testigos de cómo quedan los parques luego de cualquier evento masivo: un cúmulo de basura, botellas y más. No somos capaces de mantener limpio nuestro metro cuadrado y queremos que el Alcalde nos solucione ese problema.

En el tema prediales nos preguntamos, ¿cuántos propietarios notifican al Municipio los arreglos y ampliaciones que se hacen en sus respectivas casas? Según información que manejo, no más del 30% de dueños de casa reportan estos trabajos. La razón es sencilla. Hacerlo significaría un mayor pago de impuesto predial.

Y se podemos enumerar más problemas diarios que buscamos que el Municipio nos solucione cuando nuestra contribución podría agilitar mucho el tema. Necesitamos que nos obliguen a colaborar, por las buenas no lo hemos hecho.

Cito el caso del cinturón de seguridad. Mi generación sesentera aprendimos a manejar vehículos sin el uso obligatorio del cinturón de seguridad, primero porque muy pocos vehículos lo tenían y segundo porque nunca vimos su utilidad. Hace 20 años, la Policía empezó su campaña preventiva y correctiva para el uso del cinturón que tuvo un efecto positivo. Hoy, todos conducimos con el cinturón de seguridad y muchos lo aprendimos con base a las multas impuestas.

La frase que dice “Una ciudad más limpia no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia”, es la pura verdad. Aprendamos a ser gentiles y recordar siempre que MI COMODIDAD incomoda a cientos de ciudadanos.