Sociedad 5.0 y gobernanza en seguridad

Ago 26, 2024

Por María Fernanda Noboa

La sociedad 5.0. es un concepto que ha sido desarrollado por el Japón. En plena vigencia se consolida focalizada en la construcción de sociedades superinteligentes, sirviéndose de la transformación sistémica de las tecnologías que busca ventajas estratégicas para el desarrollo del sistema de vida de los ciudadanos, inclusive pensando en la posibilidad de cumplir con los ODS de la Agenda 2030.
Así, este innovador concepto lanzado desde el 2015, que puntualiza el desarrollo del envejecimiento, natalidad y competitividad, implica un giro humanístico, que coloca en el centro al desarrollo societal, y por ende una preocupación por la consolidación de sociedades incluyentes que no dejen a nadie atrás .
Precede a esta denominación lo vivido por los cuatros períodos anteriores: la sociedad de caza y recolección; la sociedad agrícola; la sociedad industrial; la de información con concomitantes revoluciones industriales, dan pie a la quinta, revolución que es la integradora del espacio físico y el ciberespacio. En la denominada sociedad 4.0., es decir la industrial los humanos generaban conocimiento de alto valor para sus procesos de gestión, desarrollo, construcción del tipo de sociedad sostenibles e inclusivas, en la sociedad 5.0 se han invertido un poco los papeles; la Inteligencia Artificial, genera dicha información al servicio de los humanos.
En este punto debe señalarse que la débil línea entre el sentido de la Sociedad 4.0 y la 5.0 es el dominio de la información como activo estratégico que puede convertirse en conocimiento de alto valor, que “idealmente” debe servir tener claro el tipo de sociedad en la que queremos vivir nuestros próximos años mediante una mirada de anticipación continua, una vigilancia tecnológica permanente que garantice que en el juego de la gobernabilidad/ gobernanza de las políticas públicas las de seguridad son indispensables.
Ya es hora de dejar de apagar incendios, hay que dar paso a una planificación integral, flexible, sistemática con mecanismos de reordenamiento que busquen la reestructuración de la calidad de la democracia, para superar los déficits de participación, representación con una conciencia crítica de lo que implica las tecnocracias políticas ( digitales) que en espacios de desarrollo como los de nuestros países- aún limitados-instrumentalizan el sentido de la política y no se centran en la construcción de consensos, toma de decisiones, espacios de intermediación, y sobre todo las mejoras formas para la ejecución de políticas públicas en los diversos campos, mediante la bases de sociedades superinteligentes.
En países como los nuestros, donde las revoluciones aludidas son embrionarias aún, debe pensarse seriamente en el modelo no solo de Políticas, sino en los modelos técnicos instrumentales de las entidades, ministerios, marcos legales, mecanismos de evaluación y transparencia efectivos para comprender los resultados y de ser necesarios reorientarlos. Ninguna decisión debe pensarse esculpida en piedra. La concurrencia de una estructura integradora e integral para la conducción de seguridad debe ser producto de una comprensión de su importancia, trabajando creativamente en la disminución de las tensiones propias de un sistema democrático y superando las desconfianzas de los actores. Esto se relaciona con la necesidad de imprimir la sociedad con rasgos no deshumanizantes buscando el fortalecimiento y la inclusión de las mayorías hacia rumbos concertado en beneficios de las mayorías. Siendo parte de una sociedad global todos debemos pensar en los cambios y reacomodos que del mercado mundial- lo ideal sería repensarnos más allá de las hegemonías de la lógica de mercado- y atender las graves problemáticas de la seguridad en la reconstrucción de nuevos paradigmas que nos permitan pensarnos y pensar al otro desde la confianza y legitimidad orientada desde el propio Estado.
La resiliencia estatal para la conducción de la seguridad implica una autorreflexión por parte de los conductores estatales para situar y comprender los conflictos y su grave incidencia en la paulatina legitimación de la violencia, y considerar anticipadamente que las transformaciones tecnológicas emergentes deben direccionarse a nuevas prácticas entre las que se debe contar la capacitación en el uso de la IA .



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