La pandemia de la deshumanización y el narcisismo social

Ago 25, 2024

Por Heidi Galindo

Así como en La guerra de los mundos, de H.G. Wells, una invasión marciana se presenta como una amenaza apocalíptica, hoy enfrentamos un desafío igualmente perturbador, pero de una naturaleza más insidiosa y real: “la triada oscura de la personalidad”. Esta triada, compuesta por el narcisismo, el maquiavelismo y la psicopatía, está deteriorando nuestra realidad política y social.

En un presente obsesionado con la validación externa, el psicólogo español Iñaki Piñuel describe esta tendencia como “la pandemia de nuestro tiempo”. Según Piñuel, la estructura narcisista de nuestras sociedades no es casual, sino que es producto de una matrix diseñada para manipularnos, fomentando la dependencia y manteniendo a los individuos sin autoestima genuina. Las personas narcisistas, obsesionadas con el reconocimiento, tienden a ser manipuladoras, deshonestas y carentes de empatía, creando entornos tóxicos y conflictivos.

Delroy Paulhus y Kevin Williams, psicólogos que acuñaron el término “triada oscura”, destacan que la falta de empatía es un rasgo común de estos trastornos, lo cual deteriora profundamente nuestras interacciones sociales. En los líderes políticos, la falta de empatía supone manipulación extrema y un implacable abuso de poder, socavando valores fundamentales.

El maquiavelismo, caracterizado por un enfoque calculador y frío, y la psicopatía, exacerbados por el poder, son una amenaza social preocupante. Los psicópatas, en su mayoría integrados, actúan sin remordimientos, ejercen un control implacable en la política y las corporaciones, y a menudo son premiados por sus habilidades manipuladoras. Esta tendencia se manifiesta cada vez más en empresas que buscan individuos sin escrúpulos para determinados puestos. Si bien todos los psicópatas son narcisistas, no todos los narcisistas llegan al extremo psicopático. El poder actúa como un catalizador para la psicopatía, lo cual es, según los psicólogos, un proceso sin reversión.

¿Qué herramientas pueden ofrecer otras disciplinas para abordar estas dinámicas que están trastocando nuestra vida social y política? Para enfrentar esta crisis de valores, es crucial aunar esfuerzos y perspectivas desde diversos campos de estudio. Es fundamental identificar y escapar de la matrix impuesta, fomentando una contracultura que rechace la manipulación y promueva la integridad y la empatía para reconstruir nuestro tejido social y contrarrestar la deshumanización.



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