El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha intensificado su ofensiva contra las redes sociales, a las que acusa de ser “multiplicadores del odio y el fascismo”. En un país donde la libertad de prensa está restringida, Maduro ordenó suspender la red social X por 10 días, aunque el bloqueo sigue vigente más allá del plazo original. Asimismo, promueve un boicot contra WhatsApp y acusa a Instagram y TikTok de ser herramientas para atacarlo.

Maduro, que enfrenta acusaciones de fraude tras su reelección el 28 de julio, ha justificado estas medidas como parte de una estrategia para contener las protestas y críticas que se han viralizado en redes. Las manifestaciones, que surgieron tras las elecciones, dejaron 25 muertos, casi 200 heridos y más de 2,000 detenidos, según organizaciones de derechos humanos. Activistas denuncian que algunos de los arrestos están relacionados con publicaciones en redes sociales.

El ministro de Comunicación, Freddy Ñáñez, ha afirmado que el bloqueo de X se mantendrá hasta que la plataforma entregue la documentación requerida. Según Ñáñez, Facebook sigue siendo la red social más popular en Venezuela, mientras que X es utilizada principalmente por opositores políticos, como María Corina Machado.

Además de la censura en redes, Maduro ha reducido el espacio mediático tradicional en Venezuela, con más de 400 medios cerrados en los últimos 20 años. La ONG Espacio Público ha señalado que el gobierno busca controlar los canales de información en medio de un ecosistema de medios ya diezmado por la censura y la autocensura.

El gobierno también ha prometido la aprobación de una ley de redes sociales en los próximos días, lo que podría intensificar la persecución contra voces disidentes. Según Marco Ruiz, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, esta legislación aumentará la represión y los arrestos por expresiones en redes sociales.