Quito dejó de ser un espacio relativamente aislado de la violencia vinculada al narcotráfico. Según Fernando Carrión Mena, investigador en temas de seguridad, la capital está viendo un aumento en los actos violentos perpetrados por bandas delictivas que se han desplazado desde otras regiones del país, como la costa, y que han encontrado en la ciudad un nuevo terreno fértil para la expansión de su control territorial.

“El fenómeno de la violencia en Quito responde a un desplazamiento de las bandas criminales debido a las políticas de focalización de seguridad implementadas en otras ciudades del país”, explicó Carrión en entrevista para Ecuavisa. Según el experto, la violencia no es estática, y grupos como “Los Lobos”, “Los Choneros” y “Tiguerones” han establecido su presencia en diferentes zonas de la ciudad.

Carrión detalló que las bandas no solo controlan barrios populares como Solanda, Comité del Pueblo y Pisulí, sino que también operan en los valles de Quito, donde han creado centros logísticos para almacenar drogas, armas y otros recursos relacionados con el narcotráfico. Mientras que en los barrios se evidencia un control más visible y directo, en los valles, las estructuras criminales están enfocadas en la logística, lo que incluye bodegas para mantener su operación.

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Según Carrión, actualmente entre 12 y 15 de las 22 bandas criminales más peligrosas del país tienen presencia en Quito. Además, destacó que el control de los territorios ya está consolidado en gran medida. “No es solo una cuestión de violencia aislada, estamos hablando de un proceso de control territorial que incluye no solo homicidios, sino extorsiones conocidas como ‘vacunas'”, puntualizó. Estas prácticas son utilizadas por las bandas para generar ingresos y garantizar su poder sobre los barrios.

El especialista subrayó que, pese a los intentos del gobierno por contener la criminalidad a través de la militarización y estrategias de mano dura, estas medidas no son suficientes. Recalcó la importancia de que el municipio de Quito se involucre activamente en la mejora de la seguridad, aprovechando los recursos generados por la tasa de seguridad que cobra a los ciudadanos.

Carrión también alertó que el narcotráfico en el Ecuador no solo utiliza puertos marítimos, sino que también se ha diversificado hacia rutas fluviales y aéreas. “Ya se ha detectado que desde el aeropuerto de Quito también está saliendo droga, lo que evidencia que las bandas criminales han encontrado nuevas formas de operar”, sostuvo.

Para hacer frente a esta amenaza, el experto insistió en que es necesaria una política integral que incluya el fortalecimiento de las instituciones locales y nacionales. Además, advirtió que si no se toman medidas efectivas y coordinadas, la violencia en Quito podría seguir aumentando, y la capital dejaría de ser vista como una ciudad segura en comparación con otras zonas del país.