La vida es una constante búsqueda de placeres y felicidad, los placeres los tenemos muy claros, la felicidad es muy etérea y subjetiva.
Los placeres son sensaciones por el estímulo de neurotransmisores y hormonas en áreas cerebrales bien identificadas; básicamente de comida, descanso, juego y sexualidad, son estímulos fisiológicos de goce y disfrute.
Existen ciertos alimentos muy estimulantes: chocolate, café, té y licores, además productos de plantas históricamente conocidas como el cáñamo (cannabis), el opio en oriente, así como la mezcalina y la ayahuasca en occidente.
Hay drogas naturales y artificiales: anfetaminas y opiáceos, su consumo libre de uso médico, las convirtieron en epidemia en Estados Unidos, Obama debió aplicar una política de estado para el control del uso y abuso de la oxicodona. En 1996, el analgésico oxycontin disparó las adicciones, luego le siguió el vicodin y otros opioides; los dolores del Dr. House, en la famosa serie, es una buena parodia.
En la segunda guerra mundial Pervitin, (metanfetamina o éxtasis), en la Alemania nazi (Norman Ohler, “El gran delirio”) fue un “reforzador artificial del mito del superhombre y el reino de los Mil Años”, llegando hasta a ser consumida por la población general y hasta el mismo Führer recibió un coctel de drogas que lo mantenían en su delirio y la “moral alta” a sus tropas, terminando luego en patologías mentales y suicidios.
Los soldados de EE. UU. en el Frente Occidental, ingerían benzedrina para pelear despiertos, los kamikazes se estrellaron contra los barcos americanos bajo la acción de la metanfetamina, sintetizada en Tokio, en 1919.
El Dr. Jacobson, un sobreviviente del nazismo, famoso en Nueva York por administrar una mezcla de anfetamina y esteroides a la élite del espectáculo y la política, entre ellos: John F. Kennedy, con una imagen pública de joven saludable, sufría dolores abdominales, de espalda y otros males controlándolos con codeína, cortisona, esteroides, estimulantes y testosterona, mezcla que además mantenía su adicción sexual. Algo parecido ocurrió con Elvis Presley, Marilyn Monroe y otros.
Las anfetaminas controlan el apetito por lo que se utilizan como adelgazantes, millones de mujeres con sobrepeso la usaron, en Ecuador se usó hasta hace unas cuatro décadas, últimamente se han vuelto a usar frente a la epidemia de obesidad.
Tal como en la Alemania nazi, millones de estadounidenses y europeos son adictos, incluyendo jóvenes y viejos, ahora en todo el mundo se lo hace por motivos hedonistas.
En la actualidad la cocaína, la marihuana, el metilfenidato (bajo prescripción médica o no) y la más potente de todas el fentanilo, mantienen una sociedad dependiente en un estado de quemeimportismo; hay en quienes favorecen el éxito académico, el trabajo de grandes estrellas del cine, del deporte, las artes y en muchos políticos obsesionados con el poder, como es el “caso Epstein”, todos bajo un manto de secretismo cómplice.
Sin embargo, todos terminan con patologías mentales y físicas variadas, siendo el suicidio el mejor escape a un infierno sin nombre.
En Ecuador, el advenimiento en las últimas décadas de esta grave pandemia, amenaza con tomarse a niños y jóvenes, convirtiéndolos en víctimas y luego victimarios que bajo la protección de grupos delictivos y debido al efecto inhibitorio en sus emociones, cometen crímenes sin ningún empacho.
Por eso el negocio del narcotráfico seguirá creciendo, tomándose todas las instituciones tambaleantes, sobre todo de los estados más débiles, pues hoy es ya un referente más de la nueva época en que vivimos, la única solución: la liberación de sus restricciones, bajo un control médico oportuno y permanente, lo que implica una nueva institucionalidad y reglas de juego acordes al fenómeno.
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