La Comisión Interamericana de Mujeres señala que las Américas es “la región del mundo con más mujeres legisladoras, con un promedio regional del 35,3%”. Esto es producto de las acciones afirmativas y las leyes de cuota de género.

Ecuador tiene una calificación de 59/100 en el Índice de Paridad Política (ONU Mujeres, 2022). El pasado mes de junio, se conmemoraron 100 años del derecho al voto de las mujeres. Ecuador fue pionero en la región por el legado de Matilde Hidalgo.

Desde Matilde a nuestros días, muchas mujeres hemos roto techos de cristal, sabiendo incluso que esos fragmentos de vidrio nos iban a lastimar; y, lo hacemos por una causa superior: construir un mejor futuro. Casi nunca se habla del altísimo costo personal y familiar, ni tampoco del impacto en la salud física y mental que implica ser mujer y hacer política en un país como Ecuador, marcado por la violencia.

A puertas de un nuevo proceso electoral, es importante visibilizar algunos obstáculos que enfrentan las mujeres en política, entre ellos la violencia política, la carga extra de trabajo de cuidado, la falta de acceso a financiamiento, entre otros. El gran desafío pendiente, según el estudio de ONU Mujeres, está en los partidos políticos y en los gobiernos locales.

Sin embargo, también es importante mencionar dos desafíos que tenemos las mujeres desde los paradigmas sociales asumidos: 1) Romper con la “Ley del Agrado”. Es una norma no escrita que tiene un mandato histórico de sumisión y obediencia. Quedar bien. No incomodar; y, 2) No todo es violencia política. Este vaciamiento de conceptos es una ofensa para las mujeres que dieron su vida por nuestra libertad.

Las niñas y mujeres de este país necesitan ver a mujeres en política que nos hagan sentir orgullosas, que conozcan de los temas para los cuales han sido elegidas y designadas, que manejen cifras, datos; y, sobre todo tomen decisiones. No necesitamos una “Mujer Florero”, que esté ahí, ocupando un lugar en silencio o siendo eco de la politiquería. Porque, incluso, los floreros, cumplen un rol. Adornar el espacio.

(1) “Ley del Agrado” es un concepto desarrollado la filósofa española Amelia Valcárcel para explicar las asimetrías de género y las relaciones de poder entre los géneros.