Susana Reyes y Moti Deren

Ago 12, 2024

Por Simón Zavala

El pasado 7 de agosto de 2024, con la presentación de una magnífica obra de arte titulada “Imalleras, Mujeres de la Memoria y el Imaginario Andino”, en el icónico Teatro Nacional Sucre de Quito, la gran artista ecuatoriana Susana Reyes junto a un público lleno de expectativa que la aplaudió efusivamente, celebró con muchísima emoción y desbordante alegría, cincuenta años de actividad dancística entregada a la cultura de nuestro país y del mundo. Esta obra es una expresión vanguardista en fusión y estilo “butoh” andino.  Según algunas definiciones la danza butoh, “es un lamento bailado, un retorcerse de nuestra condición humana, que buscó visualmente, según sus creadores, significar los cuerpos heridos y casi muertos que se arrastraban entre los escombros luego de la explosión de la bomba atómica que cayó en Hiroshima”; “butoh, es el nombre con que sus creadores de arte escénico de Japón  Tatsumi Hijikata y Katsuo  Obhno,  une fuertemente teatro y danza para significar un hecho que, en la cultura occidental, sería considerado como tenebroso”. También la danza butoh, “es una expresión conocida como “la danza de la obscuridad” o “la danza de las sombras”, que busca denotar dolorosamente la tragedia y los momentos de agonía de los ciudadanos japoneses que murieron bajo las bombas atómicas de Nagasaky e Hiroshima y que apareció a partir de los años cincuenta en Japón. La Maestra Susana Reyes con este extraordinario trabajo, busca a su vez, consiguiéndolo, en mi criterio, fusionar la fuerza expresiva y armónica del cuerpo del movimiento del baile y la música en una “butoh andina”, para hacernos pensar en la tragedia y el dolor de las mujeres andinas, pero también en su actitud de resistencia y lucha vividos desde los tiempos de la dominación colonial, de la independencia y de la República hasta la presente fecha, en que nada o poco ha cambiado y, que su resiliencia tiene una firme sustentación en sus prácticas cotidianas de trabajo, de ritos, de espiritualidad, de conexión cósmica-terrenal con sus seres mitológicos y sus prácticas ancestrales. Indudablemente, la obra, también tiene un sustento extraordinario que es la composición musical, de otro creador artístico excepcional que es Moti Deren. Su aporte es verdaderamente significativo como parte de la armonía estética de la obra y como sustento conceptual de la misma, para que su lenguaje y su mensaje lleguen a la sensibilidad, a la mente y a la memoria, de los espectadores.  Motti Deren es un gran músico y compositor de origen cubano, de ascendencia judía, que llegó a Ecuador en el año 1.985.  Preparado musicalmente en sus inicios en el Conservatorio de Música  Huber de Blanc de la Habana, Cuba, posteriormente en el Brooklin College de New York así como en la experiencia permanente de su trabajo como compositor; gran parte de su vida la ha dedicado a la investigación  y a la recuperación de la música sacra,  laica y de forma particular a la recuperación del repertorio judeo español. Igualmente tiene una trayectoria artística de más de cincuenta años en los que, su entrega, propuestas y composiciones musicales han sido de un profundo contenido místico, sacro, laico, contemporáneo y de compromiso firme y sostenido con nuestra cultura andina ecuatoriana, en la que estelarmente tiene un sitio y un gran reconocimiento.

Susana Reyes* es ecuatoriana y quiteña de nacimiento, Directora de danza, bailarina y coreógrafa, inició y realizó sus estudios de ballet y danza moderna en el “Instituto Nacional de Danza de Quito”, luego continúo en la Escuela de Ballet de la Casa de la Cultura de  Quito y en la “Compañía  Nacional  de Danza”. Estuvo en varios seminarios intensivos con Juan Techera, Loma Burstsall, Silvia, Jaime Jory, Juan Valqui, perfecciona sus conocimientos de danza contemporánea en las Escuelas de Alvm Nikolais,  Joyse Trisler, Alvm Ailey, Lar Lubovich y Jeniffer Muller en Nueva York, en el Ballet Nacional de México, con Gilberto Ruiz Lañe, director del “Instituto de Teatro  y Danza”  de Barcelona. Además, ha realizado diferentes seminarios de teatro, pantomima, música y máscaras en el Peridance Center, y ha participado en talleres de Teatro con Fredy Rojas, Director del Teatro Pacari de Paris, con Enrique Buenaventura del Teatro Experimental de Colombia, con Yolanda del Chiopo, Directora del grupo “Galpón”, con Carlos Michelena y Arístides Vargas del grupo “MalaYerba”, con mimo y máscaras en el grupo “Bumneschntz” y con Ramón Díaz del Teatro de Pantomimas de Cuba. En 1979 integró el grupo “Estudio” dirigido por Wilson Pico y José Vacas, en 1981 fundó el grupo “Cenda” y actuó como bailarina y coreógrafa en “Vida y vuelta” y “María Madrugada”. En 1982 fundó el Grupo Experimental de Danza Contemporánea “Quebradanza” con Juan del Hierro, fundamentando su acción en la “búsqueda las raíces culturales y la vivencia popular lationaméricana”; y estrenó obras de su autoría: “Agonía de un danzak”, “María Madrugada”, “Lateamérica” e “Imágenes del Sur”. (*según Gardenia Muñoz). Por cierto, su trayectoria y prestigio que han rebasado las fronteras de nuestro Ecuador la ha llevado a recorrer muchos países y escenarios del mundo, en los que su trabajo junto al del gran músico y compositor Moti Deren, han sido reconocidos con aplausos de pie.

Sobre su vida artística, Susana Reyes ha dicho que es: “…como un río largo y profundo que no se detiene en escarbar la tierra, así ha sido mi vida en la danza”, “…he buscado incesantemente un arte auténtico, libre y liberador”. “Habiendo indagado en diferentes técnicas y escarbado en la memoria, encontré en la danza Butoh del Japón de la post guerra una puerta que me llevaría a definir de manera ineludible la propuesta de la “Danza Butoh de los Andes”. Estos pensamientos son el fruto genuino de su existir y de su transitar en el camino de su existencia. Y dentro de ese andar, su persistente objetivo de entregar una simbiosis de lo cósmico y lo terrenal y especialmente de la “globalización” y del horror planetarios. Un trabajo artístico titánico irreversible que nos identifica y nos define sustancialmente en nuestra andinidad.

Susana Reyes es una artista completa y merece el que se la titule como  MAESTRA, CON LETRAS MAYUSCULAS, porque ha dedicado vocacionalmente casi toda su vida a la danza en varios roles, como bailarina, directora, coreógrafa y  educadora, con disciplina y perseverancia, con confianza y seguridad en si misma, con expresividad, con una gran capacidad para trasmitir a través del baile y, en general de la danza, emociones e historias a través del movimiento; con mucha creatividad y originalidad y una actitud innovadora, con una gran versatilidad para adaptarse a diferentes estilos, géneros y coreografías, con vastos conocimientos teóricos y prácticos y una pasión que llena de fuerza y energía a sus creaciones. A eso se debe, su alto nivel de excelencia en todas sus producciones y su profesionalismo en las ejecutorias de sus obras. Susana Reyes es una de las altas figuras del arte ecuatoriano y latinoamericano. No cabe duda.

La estudiosa de este campo investigativo y de esa actitud cósmica, casi mitológica del pensamiento de Susana Reyes y de su finalidad específica aplicada al arte de la danza, Gardenia Muñoz, al respecto dice en su trabajo publicado el 19 de enero de 2015 en el libro “Historia de la Danza Ecuatoriana”: “SUSANA REYES. La temática de sus obras enfocada hacia la Cosmovisión Andina: “La Cosmovisión Andina breves rasgos. La  Cosmovisión Andina es sinónimo de considerar a la naturaleza como un ser viviente con todo su esplendor, todo su contenido, su forma y belleza son una sola vida que vive, siente, ama  como cualquiera de nosotros. Estamos estrechamente unidos con lo que nos rodea, la Pachamama, nuestra Madre Tierra la que nos provee de alimento y hábitat. Entonces el espacio es la Pacha Mama la Madre Tierra, dentro del conjunto de elementos que forman la comunidad indígena, es vida, lugar sagrado, centro integrador de la vida de la comunidad. En ella vivimos y con ella convivimos, a través de ella se conviven en comunión con nuestros antepasados y en armonía con Dios. Aceptar de manera consciente que todo tiene vida, el volcán, la piedra, el lago, el cóndor, que merece respeto y que no se busca dominarla sino más bien armonizar la convivencia con la naturaleza. A cada elemento o fenómenos se lo consideraba sagrado, un puente hacía lo divino. En nuestra Cosmovisión el concepto de tiempo y del espacio se llama Pacha, según la visión andina el tiempo es circular, un mundo vivo que late al ritmo de los ciclos cósmicos y de los ciclos telúricos y que es el ritmo de la vida, Nuestro “tiempo” por lo tanto es cíclico. En la   Cosmovisión Andina existen   tres dimensiones del mundo: El Uku pacha, que es el Mundo de abajo del centro de la tierra, el Kay Pacha, mundo del presente y de aquí en donde los seres humanos y todo lo existente viven y pasan su vida, y el Hanan Pacha que es el mundo de arriba el mundo superior donde habitaban los dioses como Viracocha, Inti, Mama Quilla y Pachakamak. Vivir la Cosmovisión Andina es vivir una vida equilibrada y Humana. Todo daño que se haga a cualquier ser detiene la evolución. Esta evolución queda grabada en cada una de nuestras células y conciencia, al igual que todos nuestros actos; por ello, nosotros mismos somos los responsables y jueces de nuestros hechos cuando pasamos de un plano a otro”.

“Imalleras, Mujeres de la Memoria y el Imaginario Andino” es una obra con la que Susana Reyes celebra un medio siglo de trabajo artístico, ideada y construida a lo largo de cerca de dos años de investigación en el austro ecuatoriano. Es una de sus creaciones más importantes. La obra se compone de ocho coreográficas en las que un número igual de personajes femeninos se entrelazan en un tramaje de imágenes, miedos, nostalgias, iras, alegrías, culpas, curiosidades, sonoridades y elementos escenográficos que invitan al espectador a sentir y vibrar con un ritual emocional que en las escenas cobran un alto nivel lírico escénico. Conseguir esto, en una simbiosis artística, no sólo demuestra el gran talento de sus creadores Susana Reyes y Moti Deren sino su presencia poderosamente protagonista en un género en el que, desde el dominio del espacio escénico hasta la conexión del mensaje artístico con los espectadores, tiene un hilo conductor preciso, matemático, lógico, para llegar a su sensibilidad de éstos.

En una entrevista con el Diario “El Apuntador” (Quito, 2019) que dirige Santiago Rivadeneira, Director de Teatro,  Susana Reyes afirma: “Solo desde mi propia identidad y mi raíz podría proyectarme a un arte contemporáneo universal. Construir un lenguaje me ha significado grandes renunciamientos y férreas fidelidades. No sé el momento exacto en que se empieza a visibilizar mi lenguaje, lo que sí es un hecho innegable es que desde 1991, a partir de mi encuentro con la danza butoh del Japón de la post guerra mis intuiciones se reafirman como certezas y abro una puerta importantísima en la consolidación de mi lenguaje. La danza butoh, más allá de una técnica a adquirir, como un elemento externo, es una búsqueda profunda y rigurosa en el propio interior, es una postura ante la vida y la danza. En ella encontré puntos de convergencia con la cosmogonía andina y desde ese encuentro he planteado la danza “Butoh de los Andes”, la misma que no es una meta si no un escalón en mi permanente búsqueda de un arte total, digno, humano y auténtico”

Me sumo a esta celebración y expreso a Susana Reyes y Moti Deren larga vida existencial y artística y mis deseos de que con esa extraordinaria energía que los ilumina permanentemente, con su creatividad e imaginación desbordantes, sigan dando a la cultura ecuatoriana y universal más obras artísticas de imperecedero y hondo contenido cósmico-humano. La vida y las huellas de los creadores nunca se extinguen y cuando parten a otros planos dimensionales quedan escritos en la piedra indestructible de nuestra memoria colectiva.



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