El régimen de Nicolás Maduro ha intensificado su represión tras las protestas masivas en rechazo al fraude electoral en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024. Desde el anuncio de la reelección de Maduro por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE), dominado por el oficialismo, se han registrado al menos 29 muertes en el contexto de las manifestaciones.

El coordinador del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), Oscar Murillo, ha señalado que la represión, que sigue el modelo cubano, ha resultado en un aumento alarmante de la violencia. En las manifestaciones del 3 de agosto, convocadas por la líder opositora María Corina Machado, se reportaron cinco muertes adicionales, elevando el saldo total a 29.

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La represión ha sido especialmente brutal, con 305 personas heridas durante la semana siguiente a las elecciones. Los cuerpos de seguridad han registrado que 62,5% de las víctimas fatales presentaban heridas por proyectiles en la parte superior del cuerpo, lo que indica disparos a corta distancia. Provea ha confirmado que al menos nueve de estos homicidios fueron perpetrados por colectivos armados no estatales.

Los ataques más graves ocurrieron en la redoma de San Jacinto, en Maracay, donde seis personas murieron y 18 resultaron heridas a manos de colectivos que atacaron a manifestantes. La falta de detenciones y la impunidad en estos casos han sido notables.

Además, la represión se ha extendido a los detenidos, quienes han sido sometidos a condiciones de aislamiento y privados de acceso a representación legal adecuada. El Foro Penal reporta que entre los detenidos hay 114 menores de edad, 16 personas con discapacidades y 160 mujeres.

Amnistía Internacional ha solicitado una intervención urgente de la Corte Penal Internacional (CPI) debido a la creciente magnitud de la violencia. La organización ha instado al fiscal Karim Khan a acelerar su investigación sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Maduro.

En este contexto de represión y violencia, el régimen ha promovido el lema “Dudar es traición”, reflejando el endurecimiento de su postura contra los opositores y críticos del proceso electoral.