El panorama financiero para los atletas en los Juegos Olímpicos ha cambiado drásticamente desde los primeros Juegos en 1896, cuando la competencia era estrictamente amateur y no se ofrecían premios económicos. En contraste, en los Juegos Olímpicos de París 2024, algunos atletas ganan millones de dólares al año, mientras que otros luchan por financiar su entrenamiento.

Hoy en día, los deportistas olímpicos pueden obtener ingresos de diversas fuentes, como patrocinadores, premios de sus países de origen y, por primera vez, premios monetarios otorgados en los mismos Juegos. Sin embargo, solo dos deportes en París 2024, el boxeo y el atletismo, han decidido otorgar premios económicos a sus medallistas, lo que ha generado controversia sobre la distribución de las ganancias generadas por el evento.

World Athletics, la federación internacional de atletismo, anunció sorpresivamente que los ganadores de medallas de oro en este deporte recibirán un premio de 50,000 dólares. Por su parte, la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) prometió 100,000 dólares a sus medallistas de oro, aunque aclaró que una parte de este premio se destinará a la federación y al entrenador del boxeador.

Este enfoque ha sido criticado por algunos, quienes argumentan que estos fondos podrían utilizarse mejor en programas de desarrollo para atletas jóvenes, en lugar de entregarse a los ya exitosos. Además, en el caso del boxeo, el origen de los fondos no es claro, lo que ha generado dudas sobre la transparencia de la IBA, especialmente después de que el Comité Olímpico Internacional (COI) descertificara a la organización por “falta de claridad financiera”.

A nivel mundial, muchos países también otorgan premios monetarios a sus medallistas olímpicos, con Singapur liderando con pagos de hasta 750,000 dólares para los ganadores de medallas de oro. En América Latina, México y Colombia también ofrecen incentivos significativos, aunque menores que los de Singapur.

Este sistema de premios refleja la gran disparidad entre los atletas. Mientras algunos, como el golfista Jon Rahm y el jugador de baloncesto LeBron James, ganan sumas astronómicas, otros deportistas luchan por financiar su carrera, trabajando a tiempo parcial o recurriendo a rifas para costear sus entrenamientos.

El debate sobre la mejor manera de usar los fondos de las federaciones deportivas probablemente continuará, especialmente en deportes con menos visibilidad mediática y, por lo tanto, menos recursos. Sin embargo, para los campeones olímpicos de París 2024, la satisfacción de haber ganado una medalla de oro podría ser un premio inestimable, más allá de su valor material.