Se cumple un año de la muerte de Fernando Villavicencio, FV, e independientemente de lo terrible que fue, y todavía es, hubo una serie de hechos que envolvieron el panorama electoral y son motivo permanente del cuestionamiento del sistema que tenemos y la institución que lo representa, el Consejo Nacional Electoral, CNE.
Después del lamentable incidente, había que presentar el remplazo de FV, con la premura que el debate presidencial iba a ser solamente unos días más tarde al asesinato. La inscripción de quien reemplazaría a FV causó conmoción al país y no era fácil tener que elegir a quien lo reemplace, fue así que Construye, quien auspiciaba la candidatura de FV, solamente unos minutos antes del debate presidencial, logró presentar la candidatura de Christian Zurita, pero no se le permitió participar porque se adujo que debía ser calificada oficialmente.
Ante este hecho, el CNE bien pudo haber realizado una sesión extraordinaria y posponer el debate hasta que se designe el reemplazo o permitir la participación de la candidata a la vicepresidencia, Andrea González, previo consentimiento de los otros candidatos que, seguramente, no se hubiesen opuesto por ser una situación nunca antes vivida y tampoco contemplada en el reglamento del debate. Sin embargo, no lo hizo y la fecha se mantuvo inamovible y en el debate no se presentó la biografía de FV y su atril estuvo vacío.
La candidatura de Zurita fue aceptada por el CNE en forma unánime el 16 de agosto, una semana posterior, demasiado tiempo, al asesinado de FV, pero fue inmediatamente impugnada por Marcela Aguiñaga, presidenta de la Revolución Ciudadana, mostrando un registro de afiliación de Zurita a otro partido político, el mismo que ya había sido solicitado su anulación por parte de Construye por ser falso. La impugnación a Aguiñaga no progresó y la candidatura de Zurita quedó en firme.
Estos hechos merecen ser recordados. Primero, la falta de sensibilidad ante un hecho que manchó de sangre un proceso electoral al negar la participación en el debate y luego en el tiempo en aprobar al reemplazo, restando estos hechos oportunidades a Construye de realizar campana al no tener candidato oficial. Segundo, el manejo de la información personal al aparecer un registro falso de afiliación, reviviendo el fantasma de las firmas falsas para la creación de partidos políticos en forma indiscriminada. Solamente una breve historia, de las tantas, de cómo actúa el CNE, ¿esa es la institución que queremos para regir las elecciones del 2025?
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