Diego Torres Hadathy, corresponsal en Estados Unidos
La fiscal contra el delincuente” es el mensaje que el equipo de campaña de Kamala Harris difunde para tratar de frenar la inesperada popularidad del ex presidente Donald Trump, luego de sobrevivir a un atentado que revolucionó la contienda presidencial estadounidense.
Como un héroe descendió las escaleras del “Trump One”. Su oreja derecha cubierta con un parche blanco bajo su cabellera rubia y bien peinada, vestido como siempre con su terno oscuro y corbata roja.
El avión privado de Trump aterrizaba el 15 de julio de 2024 en Milwaukee, para acudir a la convención nacional republicana y aceptar su nominación como candidato a la presidencia de los Estados Unidos.
Dos días antes se salvaba de morir. Una de las ocho balas disparadas por un joven de 20 años rozó su oreja y le causó una pequeña herida, que se convertiría en una enorme ola política que se llevó por delante la candidatura del presidente Joe Biden.
Trump, favorito en las encuestas, se alzaba como la víctima sobreviviente y su popularidad arrasaba en los medios locales, en redes sociales y en los comentarios de los votantes.
Su crecimiento luego del tiroteo, calificado por la entonces directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, como “la peor falla de seguridad en décadas” apresuraba todo y no permitía a los demócratas esperar hasta su convención nacional en agosto. Debían reforzar su candidatura lo más rápido posible.
El anuncio de la renuncia de Biden– un hecho sin precedentes en la historia política norteamericana- y la bien planificada nominación de su vicepresidenta opacaba, al menos por unos días, a la candidatura de Trump.
Pero los republicanos asimilaban el golpe y redoblaban la apuesta. “Si Trump no gana esta vez, la única forma de recuperar este país será a través de una guerra civil”, declaraba sin ningún límite el senador de Ohio, George Lang, con similares ínfulas a las del chavista Maduro que ganó, con sospechas, en Venezuela.
Trump y sus medios de comunicación aliados describen a Harris como un personaje nefasto “peor que Biden”. Los de la vicepresidenta hacen alarde de los 200 millones de dólares que recaudó en dos semanas e intentan descalificar al republicano por sus decenas de condenas judiciales.
Mientras para los votantes los principales problemas son la inflación, la inmigración, la economía y la delincuencia, los demócratas tratarán de debilitar a su enemigo con una ruidosa fiesta en su convención nacional este mes. Trump, ya con su oreja en buen estado, dice tener la solución para todos los males del país y de otros, como la guerra entre Rusia y Ucrania. El 5 de noviembre sabremos quién los convenció. (DTH)
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