Luego de que el anestesista Dr. Martín Pita -calcetense especializado en Cuba- pinchara mi espalda aplicando la comunmente llamada raquídea y el Dr. Damián Montes en cerca de una hora extirpara mi crecida próstata y los coágulos dejados por la hemorragia, fui trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos/UCI de la Clínica del Sol, cuya habitación No. 7 fue como una burbuja aséptica donde solo escuchaba los bip de los aparatos informantes del flujo de las varias vías que en mi red sanguinea hidrataban, proveian sangre y protegian mi organismo.
Este total aislamiento duró 4 días con sus noches, en los que mi espíritu y cuerpo se sintieron prisioneros y recordé que en mi guayaquileña juventud el “Inquieto anacobero”, Daniel Santos, al presentarse beodo en el escenario del popular teatro Apolo, causó hasta el incendio del mismo, por lo que fue apresado. Al salir, grabó un par de éxitos musicales que lo hicieron más famoso; recuerdo un bolero rítmico que dice así: “Que lentas pasan las horas / en esta cautividad / aquí se sufre y se llora / que triste es la soledad // La horas parecen años / los años parecen más / cada minuto un peldaño / es para la libertad.” Añoranza que en mi caso apliqué al mejoramiento de mi salud.
A más de esto, pude comparar esta vivencia con otra de hace 14 años, cuando sobreviví de un grave accidente automovilístico que me tuvo casi un año “en parrilla” y cuando por sugerencia de los doctores fui trasladado vía aéra a Guayaquil en busca de mejor atención. Por ello, ahora destaco el gran progreso que en Manabí han proveido el IESS, los hospitales públicos y los médicos/empresarios que han aumentado en número, calidad y tecnología los establecimientos donde se cuidan los mayores bienes individuales del Homo Sapiens: su salud y vida.
Destaco también que en Manabí son numerosos los médicos especializados en el exterior, como también la cantidad de profesionales de enfermería, especialmente damas, que en los distintos entes se han preparado para esta tan humana actividad. Por ello, conozco que ahora -aprovechando los 4 vuelos internacionales y semanales de COPA hasta Manta- muchos coterráneos del exterior vienen a Manabí para tratar su salud, por el creciente prestigio y calidad referidos líneas arriba, como también por los menores costos.
Y eso que al IESS un pasado gobierno de ingrata recordación, irresponsablemente lo castigó con la obligatoriedad de atender médicamente a todos los familiares de quienes por largos años aportamos para nuestra individual seguridad de salud, a más de que le negó una gran cuota de sus obligaciones monetarias, por lo que los actuales médicos/administradores hacen magias para cumplir satisfactoriamente con la creciente demanda de la población.
Por todo lo antedicho, Manabí por su ubicación geográfica frente y a nivel del mar, con sus varias regiones donde el maravilloso clima es un gran aliado de la salud, es campo propicio para el crecimiento de esta noble y necesaria industria del cuidado de la vida. Queda lo manifestado para que vuelen estas ideas en los cerebros de quienes sin nombrarlos los aludo. Gracias.
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