La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que el peso ideal en kilos para niños entre 2 y 10 años es la altura en centímetros menos 60 multiplicada por 0,7+10. Es decir, un niño de 100 cm de altura debería pesar 100-60 que da 40, multiplicado por 0,7 que da 28; se le añade 10 y nos da 38 kilos. En libras serían 83 libras.

Supongamos que una madre exhibe orgullosamente a su hijo de 100 cm con un peso de 140 libras. Se vanagloria de que “lo ha alimentado muy bien” y que es notable como lo ha hecho crecer en su dimensión. Luego se descubre que el niño ya es prediabético y que tiene complicaciones por la dieta inadecuada, que tiene obesidad infantil y que la salud del niño se ha complicado.

Algo así está pasando con la superintendenta de Economía Popular y Solidaria. Ha salido a los medios a vanagloriarse del gran crecimiento del sistema de cooperativas del país, de la gran cantidad de crédito que han otorgado y de las masivas captaciones de depósitos que han hecho en los años de su gestión.

Pues le debemos decir que como esa madre irresponsable, no ha hecho bien su trabajo.

El crecimiento explosivo en el sector financiero está asociado a riesgo. Las cooperativas del Ecuador son, en relación con el PIB y en relación con el tamaño del sistema financiero, las más grandes del continente.

No han tenido las mismas exigencias de los bancos, ni en liquidez, ni en patrimonio, ni en provisiones y reservas, y su crecimiento explosivo está mostrando hoy dos variables muy preocupantes, sobre las cuales la superintendenta no habló: la deficiencia en provisiones, pues mientras el sistema bancario tiene alrededor de 200 % de provisiones, el sistema cooperativo no llega ni a la mitad. La otra es la morosidad de la cartera, que casi triplica a la de la banca.

¿Cuál es entonces el sentido de vanagloriarse de ese crecimiento? La Superintendencia de Economía Popular y Solidaria fue advertida por muchos técnicos, desde hace muchos años, de que debían fijarse para las cooperativas las mismas reglas y controles que tienen los bancos, pues igualmente que estos, reciben dinero del público y lo colocan en créditos.


Eso no se hizo, fue sistemáticamente desplazado y postergado durante años el proceso de poner a las cooperativas en orden, y por eso cientos han desaparecido, y el sistema hoy, a pesar de que sí hay cooperativas muy bien manejadas, presenta graves indicios de que necesita en forma urgente una autoridad que las discipline, les exija las mismas condiciones de capitalización, provisiones, reservas y de liquidez que tienen los bancos.

Es urgente el cambio en la institución y la rápida acción para ir fortaleciendo y controlando a este importante sector del sistema financiero nacional.

Así como hay normas para saber si una persona está en el peso correcto, las hay para saber si las instituciones financieras están en los parámetros correctos. El discurso de “los grandes logros” puede engañar a muchos, pero no a quienes tienen las herramientas técnicas para saber la verdad.