Kleber Bravo es PHD en Historia, miembro de la Academia Nacional de Historia; docente de la ESPE, ha publicado 18 libros: Historia de Ecuador y América Latina.
A 180 kilómetros de la China continental se encuentra la isla de Taiwán y sus archipiélagos de Penghu, Kinmen y Matsu. A pesar de su pequeña extensión territorial, que comprende los 36 197 kilómetros cuadrados, guarda una historia milenaria cuyo punto de vista más sobresaliente fue el paso de los colonizadores holandeses y españoles, en el siglo XVII, quienes acuñaron el nombre de Formosa o Isla Hermosa.
Allá por el año 1624, la Compañía Holandesa de las Indias Orientales estableció una base en el suroeste de la isla, empleando mano de obra china para la producción de arroz y caña de azúcar. Dos años más tarde, expedicionarios españoles también establecieron una base en el lado norte, pero fueron expulsados por los holandeses en el año 1642. A su vez, estos europeos fueron expulsados por subalternos de la dinastía Ming, estableciendo su autoridad en la isla, hasta que fueron dominados por las fuerzas de la dinastía Qing, por lo que Taiwán fue declarada provincia de esta dinanstía en el año 1885.
Luego de la derrota en la guerra entre sino – japonesa, 1884 – 1895, la dinastía Qing firmó el Tratado de Shimonoseki, con el cual permitió a Japón ejercer el poder sobre Taiwán hasta 1945, año en el que el país nipón fue derrotado y devastado al final de la Segunda Guerra Mundial. Allí fue cuando el líder chino Chiang Kai-shek se reunió con el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt y el primer ministro británico, Winston Churchill, para establecer la Declaración de El Cairo, y con esto, la isla de Taiwán y Penghu retornaron a la jurisdicción de China continental.
Al finalizar la guerra civil china, en 1949, Mao Zedong asumió el poder luego de haber derrotado al ejército del gobierno chino, el Kuomintang, con sus fuerzas irregulares del Partido Comunista Chino, estableciendo así dos gobiernos: la República Popular China y la República de China (Taiwán). Este último Gobierno inmediatamente se trasladó a la isla, seguido de 1.2 millones de personas oriundas de China, como una manifestación de rechazo al gobierno de Mao y su régimen comunista, lo que provocó la batalla de Kuningtou, en Kinmen, donde las fuerzas de la China comunista fueron derrotadas por las Fuerzas Armadas taiwanesas, dando paso al decreto de ley marcial, el mismo que se mantuvo hasta 1987.
La confrontación entre las fuerzas de la República Popular China y las fuerzas taiwanesas, dio paso a una relación diplomática muy estrecha entre Taiwán y los Estados Unidos, teniendo como resultado el Tratado de Defensa Mutua de 1954 que, hasta cierto punto, vino a sentar las bases de una cooperación militar y productiva entre los dos países, tomando como punto de partida la creación de la primera Zona de Procesamiento para las Exportaciones, en la ciudad de Kaohsiung, ubicada al sur de la isla. Con esto, Taiwán inició su camino en la producción y el desarrollo, temas que no fueron coartados ante la noticia de que, en 1971, la ONU reconoció a la República Popular China como el único representante legítimo de China, obligando a la separación de Taiwán de este organismo mundial.
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