Según Virginia Lasio, subdecana de la Escuela de Negocios de la ESPOL y directora del capítulo Ecuador del Monitor Global de Emprendimiento, Ecuador se posiciona como el país líder en la región con tres de cada diez ecuatorianos iniciando un emprendimiento en 2023. Sin embargo, destacó que aunque estos emprendimientos contribuyen al crecimiento y desarrollo de la sociedad, se enfrentan desafíos significativos en cuanto a sostenibilidad y crecimiento a largo plazo.

Explicó que el Monitor Global de Emprendimiento se enfoca en la actividad emprendedora temprana, diferenciando entre emprendedores nacientes (con hasta tres meses en el proceso de iniciar su negocio) y emprendedores nuevos (con hasta tres años y medio de operación). Esta clasificación ayuda a entender mejor las etapas y necesidades de los emprendimientos en el país.

Un aspecto crucial mencionado por Lasio es la distinción entre emprendimientos por necesidad y aquellos impulsados por oportunidades de crecimiento. Señaló que la mayoría de los emprendimientos en Ecuador son de subsistencia, es decir, surgidos por necesidad, lo que limita su impacto económico. Sin embargo, subrayó que estos emprendimientos también tienen su importancia, pues mejoran la economía del hogar y el bienestar familiar, y algunos pueden evolucionar hacia negocios más grandes y formales.

La subdecana criticó la romantización del emprendimiento como una solución mágica a problemas estructurales como el desempleo y la falta de acceso a financiamiento. “Romantizar hace que evitemos mirar el problema que debemos abordar”, afirmó Lasio, destacando la necesidad de una política pública que reconozca la diversidad de emprendedores y distribuya el apoyo de manera equitativa.

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En cuanto al papel del Estado, reconoció que ha habido programas de apoyo y la creación de la Ley de Emprendimiento, pero señaló que las condiciones económicas actuales no son favorables para que los emprendimientos se conviertan en empresas de impacto significativo. Mencionó que el acceso a financiamiento sigue siendo un gran obstáculo, con tasas de interés elevadas que dificultan el éxito de nuevos negocios.

Lasio también enfatizó la importancia de la educación, no solo en términos de formación básica y superior, sino también en educación financiera. Destacó que los emprendedores con mayor nivel educativo tienden a tener motivaciones más allá de la subsistencia y son más propensos a incorporar tecnología y proyectar empleo. La falta de educación financiera es una barrera particular para las mujeres emprendedoras.

Finalmente, sugirió que el país necesita mejorar en varios aspectos para fomentar un entorno más favorable para los emprendimientos. Mencionó la necesidad de instancias que ya existen como IMPAQTO y la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación, que ofrecen formación y recursos a los emprendedores. Sin embargo, insistió en que una educación más amplia y un enfoque en la creatividad y diferenciación son esenciales para que los emprendimientos contribuyan efectivamente al crecimiento y desarrollo del país.