La invasión de Ucrania por parte de las tropas de Vladimir Putin marcó un punto de inflexión para la Unión Europea, obligándola a tomar conciencia de su vulnerabilidad militar. Tras décadas de desinversión en defensa bajo la creencia de que una guerra en el continente era improbable, la UE se enfrentó a la realidad de no tener la capacidad técnica ni industrial para suministrar a Kiev el armamento necesario con la rapidez requerida.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dejado claro que, si es reelegida, su gobierno tendrá un comisario de Defensa. “Hay que gastar más, gastar más juntos como europeos en Defensa, y esta es la razón por la que tendré un eurocomisario de Defensa”, declaró von der Leyen.
El aumento del gasto militar ha sido un tema central en la campaña electoral de la mayoría de los Estados miembros, incluyendo España. Según el Eurobarómetro de abril, el 31% de la población europea considera que la defensa de Europa debe ser una prioridad en los próximos seis años. Los partidos conservadores, socialdemócratas y liberales han apoyado una mayor inversión en defensa, mientras que los partidos de izquierda han denunciado una posible carrera armamentística en beneficio de la industria militar.
La extrema derecha también juega un papel crucial en este debate. La postura de esta familia política no es uniforme: mientras que Marine Le Pen, en Francia, se muestra crítica con la OTAN y cercana a Putin, Giorgia Meloni, en Italia, se presenta como proeuropea y dispuesta a acuerdos en temas de defensa y seguridad. Ambas líderes coinciden en la necesidad de reforzar las fronteras europeas para frenar la inmigración, vinculando cualquier negociación en materia de defensa con iniciativas para combatir la inmigración irregular.
La UE busca desarrollar una industria de defensa fuerte y moderna para lograr la autonomía estratégica y reducir su dependencia de Estados Unidos. Las empresas armamentísticas españolas, conscientes de la oportunidad, han emitido un manifiesto político solicitando facilidades de financiación para proyectos de modernización militar.
En conclusión, la guerra en Ucrania ha despertado a Europa a la necesidad de fortalecer su defensa. El próximo ciclo político, que surgirá de las elecciones de este domingo, estará marcado por políticas dirigidas a consolidar la seguridad de la región, con un enfoque en la inversión en defensa y el desarrollo de una industria militar robusta.
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