Luis Abinader, presidente de República Dominicana, logró una contundente reelección este domingo, acumulando el 58% de los votos con un tercio del escrutinio completado, según los resultados preliminares. Su victoria le garantiza un nuevo mandato de cuatro años sin necesidad de una segunda vuelta.
No está claro cómo y cuándo Abinader recibió el apodo de “tayota”, un fruto insípido utilizado en ensaladas, pero sus críticos lo usaron para destacar lo que consideraban su falta de carisma. Sin embargo, Abinader ha superado esas críticas, demostrando que puede ser un líder efectivo y sagaz.
“El mensaje de las urnas es claro: los cambios que hemos hecho van a ser irreversibles, no hay vuelta atrás”, declaró Abinader tras ser reconocido su triunfo por sus competidores.
Este éxito electoral contrasta con la tendencia del “voto castigo” en América Latina, donde la oposición ha triunfado en 18 de las últimas 21 elecciones presidenciales desde 2019. José Luis Taveras, abogado y analista político dominicano, observa que Abinader ha pasado de ser un empresario sin experiencia política relevante a un político combativo y provocador. “Creo que sería ya una tayota con aderezo y condimento”, comentó Taveras a BBC Mundo.
Abinader, de 56 años, es licenciado en Economía y posee estudios de posgrado en Finanzas Corporativas e Ingeniería Financiera en Harvard y en gerencia avanzada en Dartmouth College. Antes de su presidencia en 2020, no había ejercido cargos públicos, aunque la política siempre estuvo presente en su entorno familiar. Su padre, José Rafael Abinader, fue un político del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y resistió la dictadura de Rafael Trujillo.
Abinader militó en el PRD antes de cofundar el Partido Revolucionario Moderno (PRM) en 2014. Tras varios fracasos electorales, alcanzó la presidencia en 2020. Durante su mandato, mantuvo un discurso anticorrupción y designó a una exmagistrada de la Corte Suprema como fiscal general, lo que resultó en investigaciones de casos de corrupción que involucraban a la administración anterior.
Su reelección se debe en parte al crecimiento económico de República Dominicana, proyectado en un 5,4% del PIB para este año, y su gestión durante la pandemia, manteniendo el país abierto al turismo. Además, la oposición dividida y la creación de miles de empleos públicos han contribuido a su popularidad.
Abinader también ha capitalizado su postura firme frente a la crisis en Haití, impulsando la construcción de una valla fronteriza y aumentando las deportaciones de haitianos. Para su segundo mandato, Abinader enfrenta retos como la inflación y la inseguridad pública, y propone reformar la Constitución para fortalecer instituciones como el Ministerio Público.
El presidente ha prometido no postularse nuevamente, respetando los límites constitucionales. Rosario Espinal, socióloga y analista política, señala que Abinader ha aprendido mucho en términos de estilo político, dejando atrás la imagen de “tayota” que le atribuían.
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