El Observatorio Europeo del Clima ha lanzado una advertencia contundente: marzo de 2024 ha sido catalogado como el mes más cálido jamás registrado en el mundo, marcando así el décimo mes consecutivo en romper récords de temperatura. Esta información, respaldada por el observatorio Copernicus financiado por la Unión Europea, resalta una tendencia alarmante en un año caracterizado por eventos climáticos extremos y un aumento continuo de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los registros de calor mensual no han dejado de aumentar desde junio de 2023, y el mes de marzo no ha sido la excepción. Según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), la temperatura media en marzo de 2024 superó en 1,68 °C la de un mes de marzo típico durante el periodo preindustrial (1850-1900).

Este fenómeno no solo afecta a regiones específicas, sino que abarca vastas extensiones del planeta, desde África hasta Groenlandia, pasando por Sudamérica y la Antártida. Además, marzo de 2024 ha culminado como el periodo de 12 meses más caluroso registrado en la historia, con una temperatura promedio de 1,58 ºC por encima de las medias preindustriales.

Aunque no se ha superado el límite de calentamiento de 1,5 ºC acordado en la Cumbre del Clima de París en 2015, los expertos advierten que estamos “extraordinariamente cerca” de alcanzarlo. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU pronostica que es probable que el mundo supere los 1,5 ºC a principios de la década de 2030.

Además, los océanos, que cubren el 70% del planeta, también están experimentando temperaturas récord en su superficie, alcanzando máximos de 21,07 ºC en marzo, excluyendo las regiones cercanas a los polos. Este calentamiento no solo amenaza la vida marina, sino que también contribuye a condiciones meteorológicas más extremas, como olas de calor, sequías, inundaciones e incendios forestales.

Los efectos ya se están sintiendo en diferentes partes del mundo, desde penurias de agua en Vietnam y Cataluña hasta inundaciones en Rusia, Brasil y Francia. Ante esta situación, la comunidad internacional enfrenta la urgente necesidad de tomar medidas más drásticas para abordar el cambio climático y sus consecuencias devastadoras.