Apnea del sueño y obesidad: por qué es una combinación que jaquea el bienestar y acorta la vida

Mar 15, 2024

La obesidad es una preocupante epidemia mundial que está exacerbando la incidencia del Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS), uno de los trastornos del sueño más comunes en la actualidad.

El SAOS se caracteriza por interrupciones en la respiración durante el sueño, lo que resulta en una falta de oxigenación en el organismo y un descanso superficial. Estas interrupciones pueden aumentar el riesgo de paro cardiorrespiratorio y muerte súbita, especialmente en casos graves.

Se estima que entre el 40% y el 90% de las personas con obesidad padecen apnea obstructiva del sueño, y entre el 50% y el 70% de los pacientes con SAOS presentan obesidad. Estas cifras son alarmantes y subrayan la necesidad de abordar la relación entre la obesidad y el SAOS.

La obesidad, especialmente en sus formas severas y mórbidas, puede provocar la acumulación de tejido graso en el cuello, lo que obstruye las vías respiratorias superiores durante el sueño. Esta obstrucción del flujo de aire, junto con la compresión torácica causada por la adiposidad aumentada en todo el cuerpo, contribuye a las apneas.

La utilización de dispositivos como el Cpap, una máscara que ayuda a mantener las vías respiratorias abiertas durante el sueño, es una medida común para tratar el SAOS. Aunque puede resultar incómodo, muchos pacientes lo prefieren debido a su capacidad para mejorar la calidad del sueño y, en algunos casos, contribuir a la pérdida de peso.

Vivir con SAOS puede ser desafiante, ya que las interrupciones en la respiración durante el sueño pueden provocar somnolencia diurna, afectar la concentración y el estado de ánimo, e incluso aumentar el riesgo de accidentes. Sin embargo, estudios médicos han demostrado que la pérdida de peso puede reducir significativamente la gravedad del SAOS y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Es fundamental abordar la relación entre la obesidad y el SAOS de manera integral, brindando apoyo médico y educación sobre hábitos saludables para prevenir y tratar ambos trastornos. La conciencia sobre esta conexión y la importancia de mantener un peso corporal saludable son clave para mitigar los riesgos asociados con el SAOS en personas con obesidad.



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