México, el país al que recurrentemente llaman el muro de Estados Unidos, atraviesa su enésima crisis migratoria. Los números no han parado de escalar en los últimos años y las alertas difícilmente sorprenden ya. Pero muchos fenómenos que ya se registraban se han profundizado. Uno es el de la gente que migra huyendo de la violencia, la inseguridad y las amenazas en sus países, reseña El País de España.
Y es que ctualmente un 51% de personas que entran irregularmente lo hacen por esta causa, de acuerdo a un monitoreo hecho por la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) durante todo el año pasado. Se trata de un aumento importante en relación al 40% que se registró entre 2018 y 2022. El informe evalúa nuevos fenómenos migratorios, como grupos que llegan de Ecuador escapando de la última ola de violencia, o la situación de seguridad en México. Según el reporte, cruzar el país es tan peligroso como todo el recorrido que hace un migrante hasta llegar a la frontera sur, incluido El Darién, el peligroso cruce entre Colombia y Panamá.
México vivió en 2023 un pico de solicitudes de asilo: fue el año con más pedidos de refugio en su historia, con más de 140.000 personas que necesitaron esa protección. Este alza colocó al país entre los cinco receptores principales de solicitantes de asilo en todo el mundo, de acuerdo a los datos de Acnur. El monitoreo hecho por la agencia recogió información de unas 15.000 personas en diferentes ciudades, de Tapachula a Matamoros o de Villahermosa a Tijuana. Los cambios en los movimientos migratorios quedaron reflejados en el informe, por ejemplo, antes viajaban más hombres jóvenes solos, mientras que ahora es más normal encontrar a familias en el camino.
Entre las razones que dieron los migrantes por haber dejado su hogar, está la situación de violencia generalizada, posible persecución y amenazas. Un 54% del total dijo que, de regresar, tendría que enfrentar amenazas directas. A eso se le suma un dato más estremecedor. Un 66% de las personas encuestadas refirió que “su vida, seguridad o libertad correría peligro si fuesen devueltas a su país de origen”. La mitad de todos los consultados aseguró haber sido víctima de algún acto de violencia, intimidación o descripción. En este punto, la cifra aumenta cuando de las mujeres se trata. Aunque la encuesta no profundiza quién ejerció la violencia. Sigue habiendo una gran parte del pastel que migra por falta de trabajo o en busca de mejores oportunidades laborales, en este caso, un 48% lo marcó como causa.
La crisis en Haití también ha quedado retratada en el documento. Un poco por fuera de los parámetros que mantienen en mayor o menor medida los otros países de origen, el 72% de los migrantes que vienen de la isla caribeña dijeron migrar a causa de la escasez de empleos o por temor a una situación de violencia. Mientras que solo el 23% dijjo haber sido víctima de la inseguridad o la xenofobia. Los haitianos enfrentan además otro fenómeno. Así como gran parte de los venezolanos o los hondureños, probaron suerte primero en otro destino, como Chile o Brasil. Pero acabaron huyendo por segunda vez principalmente por falta de empleo o por haber sido víctima de violencia.
México acaba siendo tan peligroso como otros destinos para los migrantes. El recuento de Acnur señala que un 52% de los migrantes que llegan sufrieron algún incidente en el camino —donde opera a sus anchas el crimen organizado—, como un robo, una extorsión, una amenaza o una agresión. Mientras que el 56% de los que atravesaron el país también tuvieron alguno de estos incidentes. Se trata de un salto importante: un informe de 2019 del Instituto Nacional de Salud Pública, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México afirmaba que un 29% de los migrantes son víctimas de violencia física, psicológica o sexual. La agencia de la ONU ha encontrado además una correlación entre quienes no tienen documentación en México y quienes son más propensos a sufrir estos episodios, sobre todo en el aspecto de extorsión por parte de funcionarios públicos.
El fenómeno migratorio de Ecuador se pinta reciente en las cifras. Incluso en términos de organización. Los otros países que llevan años, o quizá décadas, teniendo olas migratorias hacia México y Estados Unidos suelen hacerlo de manera más organizada, en comunidades. Pero a los ecuatorianos aún eso no les pasa. Están más dispersos y muchos de ellos acaban incluso viviendo en las calles de las diferentes ciudades. Junto con Venezuela, es el país que más migrantes tiene sin alojamiento. En el caso del primero es un 34%, y del segundo un 25%.
Tal y como ha pasado históricamente, la inmensa mayoría de ellos quiere llegar a Estados Unidos, y toma a su vecino del sur como un puente. Sin embargo, un 26% de los encuestados el año pasado eligió México como destino final. Ya de manera más anecdótica que estudiada, Acnur registró que unas 207 personas fueron expulsadas y enviadas a México después del final del título 47, que permitía a las autoridades migratorias detener a personas sin documentación y deportarlas. El sitio más crítico fue la frontera entre Eagle Pass, en Texas, y Piedras Negras, en Coahuila. Un punto también conocido por ser la zona cero del enfrentamiento migratorio en el país del norte.
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