Durante el periodo de Estado de Excepción, las Fuerzas Armadas han logrado un hito destacado al restablecer la paz en las principales prisiones del país. Los operativos de control implementados han tenido éxito en eliminar numerosos privilegios que anteriormente estaban bajo el control de bandas criminales, sembrando el terror en las calles de Ecuador.
La Cárcel de Latacunga, que alberga a más de 4.300 presos, sirve como un ejemplo elocuente de esta transformación. Hasta hace pocos meses, ciertas áreas eran prácticamente inaccesibles para los propios guías, quienes no se aventuraban a ingresar ni mucho menos realizar requisas.
Desde el año 2021, se registraron más de 10 masacres en las prisiones ecuatorianas, cobrando la vida de 450 internos. El cambio drástico en estas instalaciones fue constatado por equipos de prensa extranjera a los que se les abrió las puertas para evaluar la situación actual.
Un imponente contingente militar, compuesto por varios cientos de efectivos, asumió la vigilancia de la Cárcel de Latacunga, la más importante de Cotopaxi y la sierra ecuatoriana. Como primer paso, llevaron a cabo requisas que resultaron en el decomiso de una considerable cantidad de artículos prohibidos, incluyendo armas de fuego, municiones, drogas, licor, teléfonos celulares y cuchillos.
Anteriormente, los reclusos ostentaban en sus celdas armas de fuego, electrodomésticos, parlantes y antenas clandestinas, disfrutando de servicios como internet y televisión de cable. La falta de disciplina y la ausencia de actividades significativas para la rehabilitación social eran evidentes.
Ahora, bajo estricto control militar, los reclusos siguen una rutina disciplinada. Despiertan entre las 05h00 y las 06h00, entonan el himno nacional y realizan ejercicios guiados antes de desayunar. La comida, antes un privilegio extorsionado por bandas, ahora es para todos.
A lo largo del día, los reclusos se involucran en diversas tareas, desde limpieza hasta jardinería, bajo la constante vigilancia de soldados entrenados. Francotiradores en los techos y un taller de costura en la zona de mínima seguridad son parte de las medidas implementadas para garantizar la seguridad y el orden.
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