El sistema de transporte más moderno del país, el Metro de Quito cumplirá en diciembre dos años de funcionamiento y aún no logra despegar como el gran sistema de movilización que nos imaginábamos tener en la capital.
Una obra que se inició hace 12 años en la administración del exalcalde del correísmo Augusto Barrera, que la impulsó y continuó de gran manera el exalcalde del SUMA, Mauricio Rodas, y que prácticamente lo terminaron el exalcalde del Partido Social Cristiano y de Unión Ecuatoriana, Santiago Guarderas, y el alcalde de la Revolución Ciudadana, Pabel Muñoz. Su costo bordea los $2.000 millones, pero no ha llegado a posesionarse como el ícono de la ciudad, inclusive en estos últimos días se cuestiona el tema de la firma del contrato de mantenimiento y la administración de este sistema de transporte no ha logrado explicar las razones.
Los números de pasajeros que ocupamos este sistema no llegan a los 400.000 diarios, que se planificaron cuando se hizo el proyecto. En estos dos años de funcionamiento se dice que ha movilizado un promedio de 225.000 personas por día, lejos del punto de equilibrio inicial necesario para ayudar a pagar su costo. La única línea que opera no llega a los grandes sectores periféricos del norte de Quito, Calderón, cuya población bordea los 600.000 habitantes. Se requiere una segunda y hasta una tercera línea que cubra las necesidades de transporte rápido y de calidad de los grandes sectores poblacionales.
Los quiteños debemos ayudar a que el Metro cumpla su función, hay que dejar de lado el cómodo uso del transporte privado y usar el producto Metro, porque al fin y al cabo, es más veloz limpio, seguro y cómodo. Solo los quiteños, consumiendo masivamente el Metro podemos impulsar la necesaria ampliación del Metro, cuyos beneficios son para nosotros y para la ciudad.
La Alcaldía de Quito debe iniciar la campaña masiva de educación para que el Metro de Quito sea el ícono de la ciudad, lo utilicemos y lo cuidemos.
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