Sólo dos bebés muertos, sólo dos…

Ago 13, 2025

Por María Verónica Barreiros

La vocera del gobierno, Carolina Jaramillo —quien llegó al cargo con fama de estratégica y locuaz, virtudes que le adjudicó la comunicadora Janeth Hinostroza— aseguró hoy que “sólo dos” neonatos han muerto en el Hospital Universitario de Guayaquil. Sí, así lo dijo. Luego, con cuidado, puntualizó que sólo dos fallecieron a causa de la bacteria KPC.

Entiendo que Jaramillo no es madre, y quizá por eso el “sólo dos” le salió tan fácil. El 9 de agosto supimos oficialmente que doce recién nacidos prematuros, que estaban en cuidados intensivos en ese hospital, habían fallecido. De esos doce, dos murieron por la bacteria KPC (Klebsiella Pneumoniae Carbapenemasa) y los otros diez por complicaciones múltiples derivadas de su condición de prematuros.

Tratando de ser hábil, la Caro: centró su discurso sólo en las muertes por KPC, una superbacteria resistente a la mayoría de antibióticos y que no debería encontrarse —ni de lejos— en una unidad pediátrica, pública o privada.

Entonces, cuando el Ministerio de Salud informó sobre doce muertes, ¿olvidó mencionar que “sólo dos” fueron por KPC? ¿Por qué? Sea papa o sea patata, algo aquí no cuadra. Y lo más curioso es que, al parecer, a varios periodistas se les pasó por alto preguntar cómo llegó la KPC a esos bebés y a Carolina se le olvidó investigar que es la KPC y como se contagia.

Porque, cuando esta superbacteria se instala en neonatos, suele deberse a fallas graves en la higiene del personal: no lavarse las manos, no usar guantes ni cubrebocas, no limpiar y desinfectar adecuadamente los equipos, o —peor aún— reutilizar insumos médicos entre pacientes. ¿Fue este último punto la causa?

¿Se están reutilizando insumos en las UCI pediátricas? Porque si diez bebés murieron por complicaciones propias de un nacimiento prematuro —como dicen las autoridades—, los dos que murieron por KPC lo hicieron por negligencia. Y eso debe investigarse, sin matices ni excusas.

Los portales médicos explican que la infección por esta bacteria puede curarse, pero es extremadamente difícil: requiere combinar hasta diez antibióticos para eliminarla.

Carolina, con su acostumbrada elocuencia, declaró: “A puesto al gobierno nacional, eeeeh, con una relevancia especial para que colabore con la justicia y que se investigue realmente lo que pasó… (sic)”.

Ojalá este país —dormido y desmemoriado por más de trece años de clonazepam populista— despierte lo suficiente para exigir las respuestas que merecen las madres de esos sólo dos pequeñitos.



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