Aunque el programa Jóvenes en Acción fue presentado por el Gobierno de Daniel Noboa como una respuesta concreta al desempleo juvenil, expertos en educación advierten que la propuesta aún carece de una estructura sólida que garantice resultados duraderos.
Para Nelson Villegas, especialista en diseño curricular, el proyecto necesita más que una plataforma operativa y ofertas temporales en ministerios: requiere una ruta educativa clara, basada en competencias y con respaldo de certificación formal.
“Lo que falta es una visión de largo plazo. Se necesitan indicadores de calidad y un plan que se articule con estándares internacionales, como los de la Organización Internacional del Trabajo”, señaló Villegas.
El programa pretende beneficiar a 80 000 jóvenes durante tres meses, con pasantías en distintas entidades del Estado. Pero según Villegas, aún no se ha diseñado un currículo que garantice una formación real. Además, los participantes no contarán con una certificación de las habilidades adquiridas, lo que limita su valor en el mercado laboral.
“Es el Ministerio de Educación quien debe diseñar esa estructura pedagógica y establecer perfiles de salida que fortalezcan a los jóvenes”, añadió el experto, quien sugirió que la Senescyt podría encargarse del proceso de certificación posterior a la pasantía.
Oportunidad de mejora con ejemplos internacionales
Aunque esta será la segunda edición del programa —que se espera inicie a fines de 2025—, Villegas cree que todavía hay tiempo para fortalecer la iniciativa, tomando como referencia modelos exitosos en otros países.
Chile y Argentina, por ejemplo, implementaron programas similares con impactos positivos en la reducción del desempleo juvenil. En Europa, Alemania aplica un sistema dual que vincula la educación secundaria con la experiencia laboral desde el bachillerato, logrando que los jóvenes egresen con competencias claras y mejor inserción en el mercado.
Villegas alertó que, si no se genera una conexión estructurada entre este tipo de programas y los sistemas educativo y universitario, Jóvenes en Acción corre el riesgo de ser solo un parche temporal.
“Es una opción válida para evitar que jóvenes caigan en grupos armados, pero debe articularse ya con la educación secundaria y superior. Si no, será solo un paliativo”, advirtió.
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