El movimiento Revolución Ciudadana vive un momento de fractura interna, con voces cada vez más visibles que reclaman una transformación estructural de su liderazgo y su proyecto político.

Aunque no ha sido confirmada oficialmente por la dirigencia, una supuesta carta —atribuiría a cinco figuras relevantes del correísmo— habría sido enviada al expresidente Rafael Correa solicitando una renovación profunda del movimiento. El documento, que circula extraoficialmente, refleja un malestar creciente dentro de las bases y estructuras locales.

Las críticas se enfocan en la falta de apertura para nuevos liderazgos, el centralismo de decisiones y la desconexión con sectores ciudadanos que alguna vez respaldaron al proyecto. Este escenario ha sido alimentado por los recientes resultados adversos en elecciones seccionales y nacionales.

Desde hace meses, figuras como Marcela Aguiñaga, Paola Pabón o Aquiles Álvarez han hecho públicos sus desacuerdos con la línea central del movimiento, aunque sin anunciar rupturas definitivas. Paralelamente, otro grupo de dirigentes —en su mayoría asambleístas— mantiene un respaldo incondicional a Correa, como quedó evidenciado en un manifiesto firmado por 68 legisladores semanas atrás.

La organización aún no ha emitido una posición oficial sobre la carta, pero el debate interno ya ha trascendido a la opinión pública, abriendo una discusión sobre el futuro del correísmo y su viabilidad como fuerza política cohesionada.

Este nuevo capítulo de tensiones podría marcar el inicio de una recomposición interna o, por el contrario, profundizar la división entre sus distintas corrientes.