Rusia ha elevado significativamente el impacto de sus ataques con drones contra Ucrania, aumentando su letalidad y sofisticación, mientras Kiev intensifica sus esfuerzos por reforzar sus sistemas defensivos frente a una ofensiva cada vez más masiva y compleja.
De acuerdo con datos del Ministerio de Defensa de Ucrania y fuentes occidentales, la efectividad de los drones lanzados por Rusia se ha triplicado entre abril y junio. En ese periodo, el porcentaje de vehículos no tripulados que lograron superar las defensas antiaéreas pasó del 5 % al 15 %. Analistas atribuyen este salto a una nueva estrategia rusa basada en saturar los sistemas de defensa con ataques simultáneos y combinados, que incluyen drones Shahed, misiles de crucero y misiles balísticos.
El 9 de julio se registró uno de los ataques más intensos desde el inicio de la guerra, con más de 700 drones y señuelos lanzados en una misma jornada. A diferencia de operaciones anteriores, estos ataques han dejado de dispersarse en múltiples regiones y ahora se concentran en blancos urbanos estratégicos, lo que incrementa su capacidad destructiva.
Ante este nuevo escenario, Ucrania ha tenido que adaptar sus tácticas defensivas. Uno de los elementos clave ha sido la reactivación de sistemas de defensa antiaérea más económicos, como el Gepard alemán, equipado con cañones de 35 mm. Esta tecnología, aunque desarrollada en la década de los setenta, ha demostrado una alta efectividad en la intercepción de drones, generando lo que los operadores describen como “nubes de fuego” capaces de derribar múltiples objetivos a bajo costo.
A la par, Kiev apuesta por la producción nacional de drones interceptores y la cooperación internacional para ampliar su capacidad industrial. Empresas como Swift Beat ya colaboran en el desarrollo de soluciones defensivas que permitan responder con mayor agilidad a los ataques rusos.
En la última semana, las fuerzas rusas habrían lanzado más de 1.800 drones, 1.200 bombas guiadas y 83 misiles, según denunció el presidente Volodímir Zelenski. El mandatario reiteró su llamado a la comunidad internacional para fortalecer el suministro de sistemas de defensa aérea, advirtiendo que la presión sobre el frente ucraniano sigue en aumento.
Durante la noche del 18 al 19 de julio, un ataque masivo ruso impactó las ciudades de Odesa, Sumi, Kiev y Dnipro. Se utilizaron al menos 300 drones y 30 misiles. El saldo fue de una persona fallecida y varios heridos. Las autoridades locales calificaron la ofensiva como una de las más agresivas registradas en las últimas semanas.
La guerra en Ucrania ha entrado en una nueva fase marcada por la automatización y la guerra de enjambres. Mientras Rusia incrementa su producción diaria de drones Shahed y lanza oleadas de ataques, Ucrania intenta responder con una combinación de sistemas modernos, armamento antiaéreo convencional y desarrollo tecnológico nacional. La batalla por el dominio del espacio aéreo se ha convertido en un eje central del conflicto.
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