En pleno auge de la era digital, los centros de datos se han convertido en el motor invisible que sostiene desde nuestras operaciones bancarias hasta las avanzadas herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT. Sin embargo, detrás de esta infraestructura esencial hay un desafío poco visible: el consumo masivo de agua.
Estos edificios, llenos de servidores que generan altas temperaturas, necesitan sistemas de enfriamiento intensivos para funcionar correctamente. La mayoría emplea enfriamiento por evaporación, un proceso en el que millones de litros de agua absorben el calor y se evaporan, similar a cómo nuestro cuerpo regula su temperatura con el sudor, reseña la BBC.
En estados como Georgia, donde se concentra gran parte de esta industria, el agua abundante hace que la ubicación sea ideal para las empresas. Pero esta ventaja trae un costo para las comunidades locales. Casos como el de Beverly Morris, jubilada que ve afectado el suministro y la calidad del agua de su pozo debido a la actividad cercana de un centro de datos, ilustran las tensiones crecientes entre desarrollo tecnológico y recursos naturales.
Estudios proyectan que, para 2027, los centros de datos impulsados por inteligencia artificial podrían consumir entre 4,200 y 6,600 millones de metros cúbicos de agua a nivel mundial, una cifra que evidencia la magnitud del problema.
Frente a esto, las grandes compañías tecnológicas aseguran estar comprometidas con la sostenibilidad, invirtiendo en tecnologías para reducir el uso de agua y recuperar recursos, pero el equilibrio entre innovación y cuidado ambiental sigue siendo un reto global.
La próxima vez que uses una aplicación online, recuerda: detrás de esa conexión rápida hay un sistema que depende de un recurso vital y limitado, que necesita ser gestionado con responsabilidad para garantizar un futuro sostenible.
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