Por Diego Torres Hadathy – Corresponsal en Estados Unidos
Nicole no podía contener sus lágrimas. Sostenía la bandera de Ecuador en sus manos y lloraba de emoción y orgullo, porque su hija de 11 años había ganado la medalla de oro en la modalidad kata por equipos en el Torneo Abierto de Karate Miami Open 2025, frente a competidores más experimentados y de mayor edad.
Cayetana Araujo Srolis (11), Juan José Dousdebes (10) y Josué Carrión (11) conformaron el equipo del Club Casa de Campo, que disputó su primer torneo internacional. Además del oro por equipos, Juan José logró oro en kata individual y bronce en combate y Josué plata en kata individual. Hugo Quevedo (13) obtuvo medalla de bronce en kata individual.
El combate y el kata son las dos modalidades de la práctica deportiva del Karate. En un enfrentamiento los competidores no pueden hacer daño a su rival ni impactarlo con las manos o con los pies. El kata es una sucesión de movimientos que simulan un combate y que se ejecutan, de forma individual o en equipos, con fuerza, equilibrio, velocidad y precisión.
Otro karateca ecuatoriano, Juan Carlos Dousdebes (cinturón negro 5to Dan) es, desde hace cinco años, el instructor de los campeones. Los ha guiado en los torneos nacionales y han obtenido varias medallas. Decidió -por la calidad de sus alumnos- apostar por esta competencia internacional. No se equivocó. Dominó Miami con el equipo infantil y obtuvo oro en su categoría en kata individual.
Como es normal en todas las actividades deportivas en Ecuador, no tuvieron apoyo de las autoridades para cubrir el costo de los pasajes, ni los uniformes ni el alojamiento. Ni una bandera o una nota de despedida o de buena suerte. Todo se hizo con el dinero de las familias. Y también ganaron.
Cayetana fue designada líder del equipo, es decir, quien marca los tiempos del kata para que todo se haga con absoluta precisión. Así sucedió. Tras una impecable demostración técnica, los jueces del Miami Open no dudaron en otorgar el oro al equipo ecuatoriano.
Cayetana, Josué, Juan José y Hugo demostraron en el “tatami” que el karate es una forma de vida que enseña respeto, honor y perseverancia. Con la concentración que exigen las artes marciales pudieron controlar sus emociones, bajo la enorme presión de un torneo abierto. Aprenden a defenderse a sí mismos y a los demás con compasión y moderación. A enfrentar al mundo con gran inteligencia. Enhorabuena pequeños! (DTH)
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