Abrochémonos el cinturón, porque este artículo nos va a mostrar un aspecto horrendo de la realidad ecuatoriana, del tipo de seres humanos que somos. Nuestro comportamiento no es muy diferente al de un virus, un horrendo virus. Eso también explica los procesos de decadencia de nuestro país, la inseguridad y las crisis económicas.
La explicación nos la da un fraile, Thomas Robert Malthus. Su teoría calza de manera impecable con los últimos 50 años del Ecuador. Resulta que una bonanza – como la generada por el boom petrolero – puede ser perjudicial para la economía a largo plazo, ser el gatillo directo de futuras crisis, y ser la causal de desastres medioambientales.
En suma, si un boom de materias primas se da en un país mal planificado (los excedentes económicos no se dirigen a la inversión, a promover la igualdad, desarrollar las industrias, etc.) lo que ocurrirá es que se producirá un repunte poblacional a lo bruto. Imaginen un chanchero donde repentinamente se introduce mucha, mucha, mucha comida. Los animalitos se van a reproducir más. A lo torpe. A lo instintivo. Resulta que el Ecuador es – con mucha diferencia – el país más densamente poblado de América; y si consideramos que un tercio de nuestro territorio es selva y otra buena parte páramos inhabitables, uno de los más densos del planeta. Somos los chinos de Sudamérica.
La lógica de Malthus continúa, en el crecimiento poblacional bobo, producto de un aumento sin planificación de recursos, está la fórmula para el desastre. Es seguro, cierto e ineludible. Con más crías, más recursos son necesarios. Pero la generación de ese alimento no será estable al alza, no será una progresión lineal ilimitada. Es una certeza matemática que habrá un año donde el crecimiento de recursos no vaya a la par del aumento poblacional. Entonces un grupo poblacional se verá sin alimentos, sin medios de vida. Los barrios marginales, la inseguridad, entre otros males, son el resultado de un virus que pronosticó mal su crecimiento, pensó que la bonanza se sostendría firme.
La consecuencia es devastadora para el Ecuador. La enorme e insostenible masa poblacional exige que en los momentos de vacas flacas se devaste la naturaleza para intentar mantener un nivel creciente de medios de vida. Y cuando la explotación y distribución no sea suficientemente rápida, ocurrirá que esas penurias se traduzcan en crisis sociales.
Eso es lo que compramos con nuestro petróleo, más gente, mucha gente. Se adquirió un problema, una población tan grande – en relación al territorio – que determina indudablemente que habrá miseria e inseguridad. La despreocupación con la que se manejaron los booms petroleros – tanto el setentero como el correísta – nos dejó una catástrofe.
Alias “Fito” es el mejor EJEMPLO a favor de la legalización del aborto.