Reforma al Código de la Democracia

Jun 26, 2025

Por Anabelle Chacón

La reforma al Código de la Democracia se aprobó el 20 de junio con una, no tan sorpresiva, votación de 125 votos, mayoritariamente de RC y ADN.   Aunque la publicación oficial de la Asamblea Nacional afirma que se han unificado 22 iniciativas que garantizan avances en lo referente a paridad de género, distribución de escaños y participación, la verdad es que nos deja un sin sabor de la repartición de poder en un escenario polarizado por los dos partidos dominantes que quieren acaparar el poder en las siguientes elecciones.

La ley no permite cambios con un año de anticipación a una elección, es decir, que las reformas aprobadas regirán para las siguientes elecciones. Detrás de reformas como la paridad de género y la participación de jóvenes, se camufla el cambio mayor que se buscaba, cambiar el método de asignación de escaños de la Asamblea, es decir, volver al método D’Hont y eliminar el de Webster que, curiosamente, la página oficial de la Asamblea ni siquiera los menciona.

¿Qué consecuencias tiene esto? La concentración de los escaños por parte de los partidos dominantes puesto que D’Hont favorece a los que alcancen la mayor votación, mientras que Webster era un método más equitativo que permite la representación de partidos con votación minoritaria.   Es una lástima que las reformas que se aprobaron contribuyan a un perennizar un sistema bipartito que elimine la representación de otras tendencias.

Sin embargo, nada se ha discutido de otro tipo de reformas que la ciudadanía viene clamando como el voto por listas, los requisitos para ser candidatos, los procesos de democracia interna, la existencia de partidos, los camisetazos, el sistema electoral, la omnipotencia del CNE en época de elecciones, en fin, cambios que realmente mejorarían la democracia, pero que a los mismos asambleístas no les conviene porque representa una afectación directa a sus propios intereses.

Las nuevas prácticas políticas solamente son las mismas viejas, pero maquilladas.  Ya que, si se está discutiendo sobre como mejorar la democracia, a nadie se le ha ocurrido comenzar por pedir cuentas al ente garante, CNE, o convocar al CPCCS para que explique porque no se ha dado su renovación. Claro, parece que todo esto es insustancial frente a lo que significa repartirse la torta.



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