La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) se encuentra en un punto crítico de su historia, con el próximo VIII Congreso como escenario para definir el rumbo político y administrativo de la organización. Uno de los temas más polémicos es la posible reelección de su actual presidente, Leonidas Iza, cuyo mandato oficial ha concluido, pero cuya continuidad divide opiniones al interior del movimiento indígena.

Sectores de la Sierra, incluyendo al Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC), apoyan la permanencia de Iza al frente de la Conaie, resaltando su liderazgo combativo y la defensa firme de los derechos indígenas durante su gestión. Sin embargo, el estatuto vigente impide la reelección inmediata, lo que ha generado un debate legal y político que podría derivar en una reforma estatutaria para permitirlo.

Por otro lado, las organizaciones amazónicas, representadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae) y la Federación de Organizaciones Indígenas de Napo (FOIN), proponen un cambio de dirección. Estos sectores abogan por un liderazgo que fomente el diálogo y la negociación con el Gobierno nacional, especialmente en temas sensibles como la minería y la explotación petrolera. Figuras como Agustín Wachapá y Marlon Vargas emergen como posibles alternativas que podrían impulsar una política de mayor apertura y cooperación.

El Congreso también será escenario de una disputa por la sede, con la Sierra proponiendo Conocoto y la Amazonía impulsando a Pastaza, un reflejo de las tensiones regionales dentro de la Conaie.

Esta cita política, programada para julio, será fundamental para definir no solo quién dirigirá la organización, sino también el enfoque estratégico que adoptará en un contexto nacional marcado por el extractivismo, la protesta social y la búsqueda de reconocimiento de derechos colectivos. La decisión que tome la Conaie en este Congreso tendrá implicaciones profundas en su papel como actor político y social en el Ecuador.