Aunque el Gobierno celebra la aprobación de la segunda revisión del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) como una señal de confianza en su gestión, el economista Alberto Acosta Burneo advierte que no hay un plan económico visible para los ecuatorianos, sino un enfoque técnico enfocado exclusivamente en el orden fiscal.
“Lo que existe es un plan fiscal, no económico. Está diseñado para cumplir con el FMI, no con los ciudadanos”, afirmó el analista en una entrevista con Ecuavisa.
El acuerdo con el FMI impone metas claras: reducir el déficit, sustituir ingresos temporales por permanentes, y focalizar subsidios. Para este año, el país deberá obtener $500 millones adicionales y en 2026, reducir subsidios por el equivalente a 0,8% del PIB. Sin embargo, muchos de los compromisos siguen sin concretarse públicamente, como las reformas a la seguridad social.
Además, Acosta Burneo explicó que el Gobierno solicitó 1.000 millones de dólares más al FMI, no para inversión, sino para cubrir una brecha fiscal provocada por la caída del precio del petróleo, el alza del gasto corriente y la imposibilidad de acceder al mercado de capitales.
“Este año el gasto ha subido en $10.000 millones, principalmente en gasto corriente. El gobierno incurrió en más bonos y subsidios para sostener su popularidad. Y eso complica aún más las finanzas públicas”, advirtió.
Sobre la promesa presidencial de que la inversión pública será el motor de la economía, el experto fue claro:
“Pedir más inversión pública es pedir más impuestos. La única salida sostenible es atraer inversión privada a través de alianzas público-privadas (APP) y concesiones. El fisco no tiene plata”.
Ojalá este tipo de comentarios fueran tomados como mas constructivo y no como ataques destructivos. Ojalá las críticas se expresen con respecto y estén dirigidas a construir un país donde todos ganemos y no a desacreditar al gobierno por desprestigiarlo .
En un país donde cada quien jala para su lado, cualquier acción pierde fuerza. Y en ese vacío de cohesión, es donde florecen las mafias, el caos institucional y la manipulación.
Lo que advierte Acosta Burneo es técnicamente válido: tener un plan fiscal no equivale a tener un plan económico. Cumplir con el FMI puede ser necesario, pero nunca debe ser la meta final. La gente no vive de metas macro, vive de empleo, salud, seguridad, inversión productiva y confianza en el futuro.
Reconocer que el gobierno ha logrado ciertos avances no impide exigirle que piense más allá de los cuadros técnicos. Porque cuando las prioridades públicas se subordinan a los compromisos externos, el costo político, social y ético lo termina pagando el ciudadano común.