El IESS sostiene al Estado, pero el modelo de financiamiento interno está al borde del colapso

Jun 11, 2025

Entre enero y mayo de 2025, la economía ecuatoriana ha enfrentado una dura realidad: apenas ingresaron $134 millones por deuda externa, lo que obligó al Gobierno a intensificar el uso de fuentes de financiamiento interno. Sin embargo, este modelo muestra señales de agotamiento, con una creciente falta de liquidez, acumulación de atrasos y un déficit fiscal que ya supera los $1.500 millones.

Cuatro mecanismos para mantener a flote al Estado

Para cubrir los gastos del Estado —centrados en salarios, transferencias obligatorias y pagos de intereses— el Gobierno ha recurrido a cuatro mecanismos clave de deuda interna, sin que ello haya logrado estabilizar las finanzas públicas.

  1. Bonos y papeles del Estado: el IESS, el gran financista
    En los tres primeros meses del año, se colocaron $4.236 millones en bonos y papeles del Estado. El mayor comprador fue el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), que acumuló $12.491 millones en estos instrumentos, es decir, el 60% de la deuda interna, sin contar Cetes ni convenios de liquidez. Según el economista Mauricio Paredes, esta dependencia del IESS es insostenible: “Cada vez hay menos espacio para seguir extrayendo liquidez sin afectar la operatividad de los propios prestamistas del Estado”.
  2. Cetes: deuda a corto plazo que presiona el futuro
    A marzo de 2025, el saldo de Certificados del Tesoro (Cetes) ascendía a $2.555 millones. Aunque se usan para cubrir desfases temporales, su utilización se ha vuelto estructural, generando obligaciones inmediatas de pago o refinanciamiento que presionan aún más la liquidez del fisco.
  3. Atrasos acumulados: una deuda silenciosa
    En los primeros cinco meses del año, el Gobierno dejó de pagar $1.544 millones a proveedores, gobiernos locales, el IESS y otras entidades públicas. A esto se suman $2.957 millones en deudas arrastradas de años anteriores, acumulando un total de $4.501 millones en cuentas por pagar. Aunque esta deuda no devenga intereses, su impacto es grave: deteriora los servicios, debilita a los gobiernos locales y genera incertidumbre en el sector privado.
  4. Convenios de liquidez: usar recursos públicos como salvavidas
    A marzo, el Estado había dispuesto de $2.844 millones mediante convenios de liquidez con empresas públicas y otras entidades estatales. Aunque estos fondos son tomados con la promesa de devolución, el uso reiterado de este mecanismo pone en riesgo la operatividad de sectores clave, como el eléctrico y petrolero.

Más deuda, más impuestos, pero el déficit sigue creciendo

Pese a este agresivo uso de deuda interna, el déficit fiscal entre enero y mayo llegó a $1.529 millones, frente a apenas $45 millones en igual período de 2024. A diciembre se proyecta que el déficit supere los $5.500 millones.

El Estado ha logrado ingresos extraordinarios gracias a medidas temporales:

  • Incremento del IVA al 15%.
  • Autorretenciones del impuesto a la renta por $857 millones.
  • Impuesto temporal a las sociedades por $294 millones.
  • Transferencias del Banco Central por $286 millones.
  • Excedentes de empresas públicas como Flopec por $202 millones.

Sin embargo, ni siquiera estos ingresos excepcionales han logrado cubrir el gasto corriente. Solo en intereses y amortizaciones de deuda externa se han pagado $2.366 millones hasta mayo, cifra que contrasta con los exiguos $134 millones recibidos por financiamiento externo.

El IESS: pilar fundamental, pero cada vez más frágil

De los $20.843 millones de deuda interna registrados al 31 de marzo, $18.507 millones están en manos de entidades públicas, y el IESS representa más del 65% de esa cartera. Esto convierte al Instituto en el principal sostén de las finanzas estatales, pero también en una institución en riesgo.

“El Estado depende del IESS para sostenerse, y el IESS depende del Estado para recuperar sus fondos. Así no hay sostenibilidad posible”, advirtió Paredes.

Un modelo al límite

El actual esquema de financiamiento —basado en bonos, Cetes, atrasos y uso de fondos públicos— ha evitado una crisis inmediata, pero a un alto costo y con poco margen de maniobra.

“El endeudamiento interno está llegando a su límite. Sin reformas estructurales, acuerdos de financiamiento internacional y un gasto público más eficiente, Ecuador podría enfrentar una crisis fiscal que ni siquiera los recursos del IESS podrán sostener”, concluyó el economista Andrés Rodríguez.



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