El presidente Daniel Noboa quiere que el Estado sea el motor del desarrollo económico del país, pero hay un problema mayúsculo: la caja fiscal no tiene fondos suficientes. Entre el déficit, los atrasos y la necesidad de financiamiento, la brecha fiscal asciende a 14 mil millones de dólares, una cifra que amenaza con seguir creciendo.
Durante su discurso de posesión, Noboa anunció un ambicioso plan habitacional de 200 mil viviendas. Si el Estado asumiera el costo total, necesitaría 10 mil millones de dólares. En caso de mantener el bono de $7.000 por vivienda, se requerirían al menos $1.400 millones. A eso se suman otras megaobras: el Quinto Puente en Guayaquil, con un costo estimado de $800 millones, de los cuales el Estado aportaría $120 millones; el Museo Nacional, que costará $100 millones; y la ampliación de la vía E25, valorada en $1.200 millones. También está prevista la construcción de la torre oncológica del Hospital Eugenio Espejo, con una inversión de $80 millones.
El problema, según los analistas, no son las obras, sino la falta de recursos y de claridad sobre cómo se financiarán.
“Es sorprendente que el presidente quiera hacer del Estado el eje del desarrollo cuando no hay dinero”, advirtió el economista Walter Spurrier en entrevista con Ecuavisa. Recordó que Ecuador tiene compromisos con el Fondo Monetario Internacional para reducir el déficit fiscal, y que las medidas de ingresos adoptadas este año, como el alza temporal del IVA y contribuciones empresariales, son de corta duración. Para 2025, esos ingresos extraordinarios ya no existirán.
Tampoco se contempla eliminar subsidios ni crear nuevos impuestos. “No se entiende de dónde va a sacar el dinero. Ni China ni EE.UU. van a prestar lo que se necesita, y los organismos multilaterales exigen antes un ajuste fiscal”, añadió Spurrier.
Para José Hidalgo, director de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes), el papel del Estado debería enfocarse en generar condiciones para atraer inversión privada, no en liderar el gasto. “El Estado debe garantizar un marco jurídico estable, mejorar la institucionalidad y corregir trabas como la normativa laboral. Pero no tiene la plata para liderar obras de esta magnitud”, señaló.
En lo que va del año, la inversión extranjera directa ha sido mínima: apenas 234 millones de dólares. Y la producción petrolera ha caído a 465 mil barriles diarios, frente a los 520 mil de 2019. “Si no se revierte la caída de la producción y no se fomenta la inversión privada, será imposible sostener los planes del Gobierno”, advirtió Hidalgo.
Aunque Noboa habló de alianzas público-privadas, hay proyectos —como el Museo Nacional— que no pueden ejecutarse bajo ese modelo. “Se necesita claridad. Hasta ahora, el discurso del presidente suena más a deseo que a estrategia”, concluyó Spurrier.
Ahora que el Gobierno parece tener gobernabilidad en la Asamblea, los analistas esperan que Noboa utilice esa ventaja para impulsar leyes que permitan mayor inversión privada, sobre todo en los sectores energético y petrolero. Pero para eso, primero debe cambiar de enfoque. Porque los sueños cuestan… y la billetera del Estado está vacía.
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